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Jean Castex será nuevo primer ministro de Francia tras designación de Macron
Jean Castex. Foto de EFE / Archivo

El conservador Jean Castex será el nuevo primer ministro de Francia, después de que el presidente Emmanuel Macron lo haya designado para sustituir a Édouard Philippe al frente del Gobierno, informó el Palacio del Elíseo.

Castex, que como alto funcionario ha ocupado varios puestos de segundo nivel en diversos ministerios, era el encargado hasta ahora de gestionar la desescalada del confinamiento por la crisis del coronavirus COVID-19.

Macron apuesta por un perfil técnico, un hombre de la sombra que hasta hace unos meses apenas era conocido por el público, para dirigir el giro que quiere dar a su nuevo mandato en los dos años que quedan hasta las presidenciales.

El presidente anunció este viernes en una entrevista con la prensa regional de su país que afronta un nuevo periodo en el que su política será más social y que tendrá un componente más ecológico.

A principios del pasado abril, Castex recibió el encargo de diseñar la desescalada en Francia, lo que le obligó a dejar de lado la función que tenía, la de coordinar a las distintas administraciones implicadas en la organización de los Juegos Olímpicos de París de 2024.

Castex, nacido hace 55 años en el suroeste de Francia, también es desde 2008 alcalde de Prades, un municipio del los Pirineos Orientales, muy cercano a la frontera con España.

Siempre bajo etiquetas conservadoras, ha tenido varios puestos regionales, pero de forma intermitente había dado el salto a París para ocupar puestos de segundo rango, como el de secretario general adjunto de la Presidencia bajo Nicolas Sarkozy, entre 2011 y 2012.

Muy apreciado por su capacidad de gestión, tanto entre políticos de derechas como de izquierdas, su nombramiento es interpretado como un paso al frente del propio Macron, que ha optado como primer ministro por un gestor más que por un político.

Philippe, que ha pasado tres años al frente del Gobierno, abandona el cargo con elevadas cuotas de popularidad y el próximo domingo será oficialmente elegido alcalde de Le Havre, tras haber ganado las municipales el pasado domingo.

Philippe, la mano conservadora del “macronismo” sale por lo alto

Entró como un desconocido y autoproclamado “hombre de derechas” en el Gobierno francés. Tres años después, Édouard Philippe se marcha en el pico de su popularidad, reforzado por su papel en la pandemia y convertido en paladín de ese invento llamado “macronismo“.

A Philippe le correspondió llevar a la práctica la nueva doctrina -a veces ambigua, a veces contradictoria, siempre personalísima- del presidente Emmanuel Macron, una suerte de síntesis entre la izquierda y la derecha en la que a él le correspondió atraerse a las filas conservadoras, de donde procede.

Hasta los adversarios políticos le reconocen su talante equilibrado, su firmeza dialéctica y un sentido del humor muy fino que a veces lo emparenta más con los políticos británicos.

El porte de Philippe se volvieron desde su desembarco en el Palacio de Matignon -sede del primer ministro- sus toques distintivos, a los que se ha añadido en los últimos meses el mechón blanco en la barba fruto de la enfermedad del vitiligo.

Precisamente su creciente popularidad, que ronda el 50 por ciento, muy por encima de la de Macron, comenzaba a preocupar en algunos círculos cercanos al presidente, que veían en él a una posible sombra de cara a los comicios de 2022.

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Édouard Philippe. Foto de EFE / Archivo

De Le Havre a París

Cuando Macron recurrió a un poco conocido alcalde conservador de la ciudad portuaria de Le Havre para dirigir su primer gobierno  muchos se sorprendieron de la decisión. Pero no lo hicieron quienes conocían de cerca la gestión eficiente y el estilo sobrio que le habían permitido triunfar en este tradicional bastión comunista.

Pese a que el presidente había hecho campaña desde el centro-izquierda y había sido ministro de Economía en un Ejecutivo socialista, la elección de Philippe dejó claro desde el inicio su búsqueda del espacio de la derecha.

Hijo político de la cabeza de la derecha moderada, Alain Juppé, su convivencia con el jefe del Estado, tradicionalmente tormentosa en la V República, ha sido a grandes rasgos armoniosa, sin que el primer ministro se haya visto obligado a renunciar a sus principios liberales.

Philippe es fruto de la inagotable factoría de las élites francesas, al igual que el que hasta hoy era su jefe. Ese aire tecnócrata, que suscita rechazo fuera de París, no le ha impedido granjearse una popularidad a la que no es ajena la crisis del coronavirus.

Fue al primer ministro a quien le correspondió dar las buenas noticias, anunciar las medidas de la desescalada, aportar algo de esperanza a las lúgubres noticias que azotaban Francia hasta hace dos meses.

La calma que consiguió transmitir en esas circunstancias ha sido muy apreciada por los franceses, como evidencia el salto de casi puntos que ha dado en las encuestas de opinión.

Con información de EFE