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Instalan clínicas móviles para atender a indigentes en París ante COVID-19
Foto de EFE

Los indigentes, por su precario estado sanitario, son más vulnerables al coronavirus COVID-19 y su situación se ha agravado con las medidas de confinamiento, algo que tratan de remediar las clínicas móviles que se han puesto en marcha en París para atenderlos en la calle.

Julien Aron, doctor en uno de estos centros ambulantes que Médicos sin Fronteras (MSF) ha puesto en servicio esta semana ante la crisis del COVID-19, señaló que atienden a “muchos pacientes marginalizados, sin papeles o que no tienen acceso a la atención médica porque están en situación irregular”.

En la instalación provisional que MSF instaló este viernes en Barbès, uno de los barrios más populares de la ciudad, Aron explica que las 40 ó 50 personas que reciben al día presentan muchos tipos de patologías, en particular dermatológicas e infecciosas, y que les hacen muchas preguntas sobre la epidemia.

“Hay pacientes que tienen enfermedades crónicas como asma, problemas en los bronquios o diabetes, para las que no han recibido tratamiento, eso les puede hacer más frágiles frente a un virus como el COVID”, explicó.

A ellos les da las mismas recomendaciones de higiene que a todo el mundo. Pero cumplirlas para alguien que vive en condiciones precarias “no es siempre fácil. Para lavarse las manos hay que tener acceso al agua y al jabón, y eso no existe en todas partes”.

Test para los casos sospechosos

Fuera de la camioneta donde atiende el médico se forma una cola de media docena de personas que pasan un primer filtro en una entrevista con la enfermera, quien les hace preguntas generales y evalúa si pueden necesitar un examen más en profundidad.

En caso de sospechas de coronavirus, el equipo puede tomar una muestra y enviarla al laboratorio, algo que por ejemplo el jueves se hizo con dos de las 40 personas que pasaron por la clínica móvil, indica la coordinadora médica de MSF para los programas de urgencia en Francia, Emilie Fourrey.

El problema, añadió Fourrey, es que los resultados tardan horas en conocerse y esos dos indigentes volvieron a la calle.

“No tienen adónde ir a dormir, con lo cual no se les puede aislar ni confinar. Se han creado alojamientos de urgencia, pero sigue habiendo mucha gente que no tiene ninguno”, dice.

Según el último recuento del Ayuntamiento de París del pasado año, son unas 3 mil 500 las personas que duermen en la calle en la ciudad, aunque ciertas ONG elevan la cifra a unos 5 mil.

Philippe, que vive en Barbès, es uno de los que espera su turno. Dice que se ha encontrado con el servicio cuando iba a la compra y que ha decidido utilizarlo porque tiene dolores de cabeza y sabe que, como diabético, tiene un factor de riesgo añadido.

“No creo que el dolor de cabeza sea por el coronavirus, pero prefiero que lo verifiquen”, confiesa después de precisar que no ha querido molestar a su médico habitual por eso, ya que cree que con la crisis actual ahora tiene otras urgencias mayores.

Buena parte de quienes pasan por estas clínicas móviles son migrantes, personas que viven en la calle o en alojamientos de urgencia, como albergues y gimnasios, habilitados por las administraciones.

En esos lugares han sido ubicados los más de 700 ocupantes del último de los grandes campamentos de migrantes y refugiados que había a las puertas de París, desmantelado el pasado 24 de marzo en Aubervilliers.

Con información de EFE