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Inicia aplicación de restricciones en Cuba por crisis energética
Varias personas esperan para llenar sus tanques de combustible en una estación de gasolina este miércoles, junto al Malecón de La Habana (Cuba). Foto de EFE/Ernesto Mastrascusa

El Gobierno de Cuba inició la aplicación de restricciones al transporte de pasajeros por ferrocarril, así como a la producción de acero y cemento ante la crisis energética que atraviesa la isla, mientras la oposición llamó a protestar.

El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, confirmó la llegada de un carguero de combustible, en medio de un intento por estirar hasta octubre las reservas de diésel del país.

Esta crisis fue provocada por el fracaso de las últimas negociaciones con navieras extranjeras que transportan combustible debido al “cerco económico” de Estados Unidos contra Cuba y Venezuela, aseguró el mandatario.

Entre las medidas implementadas se encuentra la parálisis a las producciones de cemento y acero, dado su  alto consumo de portadores energéticos, mientras que en el sector de transporte se redujeron en La Habana los viajes de ómnibus urbanos, de siete mil a cuatro mil diarios.

Además, los trenes interprovinciales comenzaron nuevos itinerarios con menos salidas de la capital.

A pesar de esto, el gobierno aseguró que  “están cubiertas las necesidades de energía” en hospitales, escuelas y otros servicios básicos.

En días recientes, el titular de Economía cubano, Alejandro Gil, explicó las medidas del Gobierno para ahorrar energía “durante los próximos 15 o 20 días”, hasta que en octubre se normalice la situación con la reanudación de las llegadas de combustible diésel al país.

Gil destacó que el turismo no se verá afectado al considerarse un sector prioritario y fuente esencial de divisas del país.

Las autoridades darán prioridad, en la asignación de combustible, a la producción de alimentos y su distribución a las tiendas, y a garantizar los servicios básicos sanitarios y educativos.

El ministro también descartó, como ya hizo en la víspera el presidente, que Cuba se halle al borde de otro “periodo especial” como el que en la década de 1990 provocó, entre otros graves efectos, constantes apagones eléctricos, escasez de alimentos y bienes, y el colapso de las redes de transporte urbano e interurbano.

En cuanto al transporte, ya se han notado los efectos esta semana con más gente en la calle “pidiendo botella” (como llaman los cubanos a hacer autoestop), autobuses urbanos desbordados, gran parte de las gasolineras con los surtidores de gasóleo cerrados y largas colas en las que aún prestan servicio.

Aun así, las autoridades aseguran que no cesará el suministro de diésel para automóviles particulares, aunque el transporte público urbano e interurbano por carretera y ferrocarril se ha restringido a servicios mínimos.

El presidente y los ministros insistieron en culpar de la crisis al Gobierno de Estados Unidos, al que acusan de tratar de impedir la llegada de combustible a la isla mediante presiones a las navieras que transportan crudo desde Venezuela, el mayor socio y valedor de Cuba.

Con información de Milenio y EFE