La explosión de dinamita en un cuartel militar provocó la muerte de más de cien personas, quienes fueron homenajeadas en un funeral de Estado
Guinea Ecuatorial lloró hoy a las más de 100 víctimas mortales de las explosiones que arrasaron el pasado día 7 un cuartel militar de la ciudad de Bata, en un funeral de Estado al que asistieron las más altas autoridades del país pero al que no se invitó a los principales partidos de oposición.
“Este desagradable accidente provocado por la explosión de dinamita y otros explosivos ha demostrado, una vez más, que la paz es muy frágil y puede quebrantarse en cualquier momento por un comportamiento irresponsable e ignorante de nuestros ciudadanos”, declaró en su discurso el presidente del país, Teodoro Obiang.
Las honras fúnebres se oficiaron en el estadio de Bata, capital continental de Guinea Ecuatorial, y contó con la presencia de la primera ministra de Gabón, Rose Christiane Ossouka Raponda, entre otros dignatarios extranjeros.
Las gradas del estadio, con una capacidad para alojar a 40 mil personas, estaban medio vacías en un día de lluvia que acentuó la melancolía del acto.
El silencio llenaba el espacio mientras los militares transportaban los 105 féretros, uno por cada víctima mortal, cubiertos con la bandera nacional, para colocarlos sobre las mesas dispuestas en fila ante el palco de honor de las autoridades.
Después de la lectura solemne de los nombres de las víctimas, la banda musical de las Fuerzas Armadas tocó el himno del país y el vicepresidente y encargado de la Defensa Nacional y Seguridad del Estado, Teodoro Nguema Obiang Mangue, recorrió los pasillos entre los ataúdes y depositó sobre cada uno de ellos la condecoración concedida a las víctimas a título póstumo.
Todo ello bajo la atenta mirada del presidente ecuatoguineano y de las familias de los fallecidos, muchas de las cuales sostenían entre sus manos retratos de sus seres queridos.
En su intervención, Teodoro Obiang expresó su “consternación y aflicción por las pérdidas irreparables” que sufrieron los ciudadanos de Bata y aseguró que los expertos y el gabinete de crisis constituido aún tienen que estimar el valor de los destrozos causados por las explosiones.
En este sentido, el Gobierno ha abierto una cuenta en el Banco Nacional de Guinea Ecuatorial para recibir donaciones de ayuda a los damnificados, a la que ya ha aportado un fondo inicial de 10 mil millones de francos CFA.
Un funeral sin sitio para la oposición
Obiang aseguró, asimismo, que “el comportamiento irresponsable de los causantes de esta tragedia es equiparable al de los que propagan informaciones negativas en las redes sociales, politizando el dolor colectivo de toda la nación”.
En la ceremonia destacó la ausencia de los principales partidos de la oposición, que lamentaron que el Gobierno no aprovechara una de las peores tragedia en la historia reciente del país centroafricano para promover la concordia nacional.
La decisión de dejar fuera a la oposición “da un retrato de lo que es Obiang y su régimen: desprecio al pluralismo, nula creencia en la concordia nacional y todo porque los intereses del régimen están por encima del interés del país”, dijo hoy a Efe el secretario general del partido opositor Convergencia para la Democracia Social de Guinea Ecuatorial (CPDS), Andrés Esono.
Por su parte, el líder de la también formación opositora Ciudadanos por la Innovación (CI), Gabriel Nsé Obiang, declaró hoy a Efe que “el dictador (Teodoro Obiang) no tiene voluntad de que haya concordia nacional”, pues “es un gobierno que aprovecha este tipo de situaciones para tener a la población aterrorizada”.
La catástrofe ocurrió por “negligencia” en el manejo de explosivos próximos a las municiones en el Cuartel de la Unidad de Intervención Rápida de Enkoantoma, que se incendiaron por “la quema de las fincas en sus cercanías por los vecinos”, según el presidente ecuatoguineano.
Los primeros equipos de ayuda humanitaria, de España e Israel, llegaron el jueves a Bata para ayudar a los damnificados.
Desde su independencia de España en 1968, Guinea Ecuatorial está considerada por grupos pro derechos humanos como uno de los países más represivos del mundo, debido a las acusaciones de detenciones y torturas de disidentes y a las denuncias de fraudes electorales.
Obiang, de 78 años, dirige el país con mano de hierro desde 1979, cuando derrocó a su tío Francisco Macías en un golpe de Estado, y es el presidente que más tiempo lleva en el poder en el mundo.
Con información de EFE
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