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Fragmentos de la biografía no autorizada de Fidel Castro
Foto de AFP

La autobiografía de Fidel Castro” no debería de llamarse así, sino la biografía no autorizada en la que se describe a través de 665 páginas editadas por Stela Maris, a un ególatra que no sirve a una causa, ni a una ideología, ni a sus compatriotas, sino a su propia ambición

Está escrita por el cubano Norberto Fuentes, de 72 años de edad, un hombre que en algún momento fue íntimo del líder de la Revolución Cubana.

La narrativa de esta biografía está novelada, aunque el propio Fuentes asegura que todo lo que ahí se dice son hechos reales.

Fragmentos de la biografía no autorizada de Fidel Castro - NORBERTO-FUENTES

A continuación una recopilación de los mejores fragmentos de “La autobiografía de Fidel Castro“.

  1. Quiero a esa chica, y rápido

Bastaba una señal al jefe de la escolta para que este supiera que el comandante quería acostarse con alguna de las mujeres con las que se había cruzado en su camino, como una diplomática o una periodista. Entonces, el equipo de seguridad emprendía un “peinado de información profundo” sobre la elegida. A veces, acondicionaba alguna de las casas del dirigente a las afueras de La Habana, “habilitadas para el efecto”.

  1. Su madre temía que lo castrasen

Según el libro, la única, verdadera preocupación de la madre de Castro cuando este fue capturado por Batista era que se hubieran respetado sus genitales. Fue lo primero por lo que le preguntó al visitarle en la cárcel: “No te habrán cortado los huevos, ¿verdad?”. La idea de que el político, después de atrapado, pudiera ser “un eunuco” también fue objeto de propaganda por parte de los batistianos, que propagaron el rumor para desmoralizar a los seguidores de Castro.

  1. Su primera experiencia sexual

Las primeras veces de Fidel Castro ocurrieron cuando él tenía siete años y con una criada llamada Nereida. El dirigente no escatima en detalles (según el libro) sobre los escarceos que vivían juntos, cuando ella fingía ir a trabajar con los animales y él decía salir al campo a jugar. “Los roces y palpares eran conducidos de forma cada vez más deliberada a un clímax que aprendí a emparentar con la palabra orgasmo. Tras semanas de esfuerzo, me extrajo las primeras gotas de un líquido entre graso y acuoso que yo descarté inmediatamente como orine”. Eso sí, no hubo penetración en estos primeros escarceos.

  1. Fidel se ha muerto muchas veces

La idea de que Fidel Castro hubiera muerto en algún momento ha sobrevolado mil veces la Historia reciente, pero se escuchó por primera vez antes de la Revolución Cubana, durante su exilio en México,  entre 1955 y 1956. El revolucionario ya era entonces líder de la oposición, y Batista pretendía desmoralizar así a sus partidarios.

Fragmentos de la biografía no autorizada de Fidel Castro - Fidel_2

  1. La técnica del puro con la que ganaba negociaciones

Los cigarros habanos fueron fundamentales en el gesto del revolucionario, que recurría a ellos cuando prefería seguir escuchando a dar la réplica a su conversador. Al dejar de fumar, lo sustituyó por un inhalador, que también “usaba para ganar tiempo” antes de dar una respuesta. Es una técnica que copió de Stalin, que pasaba el día con una pipa apagada en la boca.

  1. Un niño muy bélico

El primer recuerdo consciente del mandatario ocurrió a los cinco años, al ver a su padre tumbado, fumando debajo de un árbol. “El paisaje bucólico y enteramente cubano que yo mismo voy a destruir treinta años después”, cuenta Fuentes que dijo Fidel.

  1. Austeridad en el vestir

El dictador pasó el lustro que dura una licenciatura con un fondo de armario de tres trajes: el último de ellos, comprado durante su estancia en los Estados Unidos. Como cuenta, los estudiantes de Derecho cubanos siempre acudían a la universidad vistiendo “dos piezas, pantalón y saco, de un mismo paño. Nada de mangas de camisa”.

  1. Cartas de amor desde la cárcel

Fidel Castro aprovechó su paso por la cárcel, de algo menos de dos años, para leer a Victor Hugo: también Los miserables, lectura a la que recurrió para escribir cartas de amor desde su celda. Tras no tener noticias de su esposa, empezó a dirigir sus epístolas a otras de las mujeres de su vida.

  1. Cuido mi barba con esmero

La frondosa barba por la que se recuerda al mandatario no es el resultado de la dejadez que esperaríamos de un intelectual, sino lo contrario. Fidel Castro cultiva con paciencia un vello que, según el autor, tarda mucho en dejarse ver: “Soy más bien lampiñón, de barba rala y muy lenta de crecer y de que su presencia se advierta”.

  1. Bicicletas para el pueblo

El revolucionario odiaba las bicicletas, ya que se rompió la nariz, de niño, jugando con una. Sin embargo, en 1991, su ejecutivo compró cerca de un millón de ellas a China y las repartió en los lugares de trabajo, para crear el hábito. Ocurrió durante una crisis en la que la isla adoleció de vehículos y combustible.

Con información El País.