Israa se ha tenido que olvidar de los aparatos electrónicos, porque no hay red eléctrica ni gasolina que alimente a los generadores. “Entonces, reconocemos que vivimos en una Gaza sitiada”
Israa Ali, traductora de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Jabalia, al norte de Gaza, lleva días desplazada por los bombardeos y permanece refugiada con sus hijos.
Me faltan palabras para describir un día en la vida de la gente de Gaza en estos momentos. La mañana empieza básicamente cuando nos despertamos. Damos vueltas en la cama e intentamos dormir un rato, pero el ruido de los bombardeos no nos deja“, cuenta.
Israa se ha tenido que olvidar de los aparatos electrónicos, porque no hay red eléctrica ni gasolina que alimente a los generadores. “Entonces, reconocemos que vivimos en una Gaza sitiada“, contó.
Escuchan las noticias por la radio. “En esta era moderna, deberíamos tener electricidad y acceso a Internet, pero nuestros teléfonos están muertos”.
Mientras preparo el desayuno con las mínimas provisiones, empiezo a culparme por haber tenido hijos y haberlos traído a un mundo con condiciones tan terribles y guerras frecuentes, especialmente esta miserable guerra”, relata.
El bombardeo es incesante, pero Israa debe concentrarse en atender a sus hijos. “No prestas atención a las numerosas veces que escuchas el sonido de las bombas cayendo durante el día. Es un momento en el que se supone que debes ser una madre o padre fuerte, para mantener la calma por tus hijos”.
Por la noche, el asedio continúa y la familia se despierta con frecuencia. “Pienso en mi padre, mi madre y mi familia, que se refugian lejos, pero en las mismas circunstancias. Intentas pensar en positivo, en que están lejos de los objetivos de las bombas, pero es en vano. Estaré preocupada hasta que escuche sus voces”.
El norte de la Franja de Gaza vive una crisis sanitaria sin precedentes, con gran parte del personal médico obligado a huir al sur y un acceso restringido a la electricidad y el agua en un contexto de asedio.
Desde la orden de evacuación emitida por Israel, la población se ha visto en una difícil decisión entre irse o quedarse; para el personal médico, es elegir entre abandonar a sus pacientes a una muerte casi segura o quedarse a arriesgar sus vidas.
Sólo los pacientes más graves buscan atención hospitalaria. Desde el comienzo del conflicto, más de 9 mil 700 personas han resultado heridas. Me temo que estas personas corren grave peligro de morir en las próximas horas porque se está haciendo imposible recibir atención médica“, manifestó Guillemette Thomas, coordinadora médica de Médicos Sin Fronteras (MSF) para los Territorios Palestinos Ocupados.
El hospital Al-Shifa, el principal de Gaza, acoge a miles de personas que buscan resguardarse de los bombardeos. Se trata de uno de los últimos lugares que aún tiene electricidad, aunque sólo hay combustible para unas 24 horas más.