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El apoyo del papa a América Latina

Pequeños proyectos de desarrollo en las comunidades más necesitadas de América Latina han sido financiados los últimos 25 años por una fundación del Vaticano, para lo cual ha destinado 41 millones de dólares.

Acciones como construir un pozo de agua, una sala de salud,un salón parroquial, un aula escolar, un tractor, son las pequeñas pero incalculables acciones que pueden transformar la vida de pueblos y aldeas donde todo falta.

La “mano invisible” del papa sobre América Latina ha estado presente desde hace 25 años a través de una fundación llamada “Populorum Progressio”, que ha destinado los 41 millones de dólares para financiar el desarrollo de comunidades indígenas, campesinas y afroamericanas en esa región y que ahora celebrará su aniversario con una conferencia en Roma en donde renovarán su compromiso.

“No es fácil hacer publicidad de estas cosas. El mandamiento evangélico dice: tu mano derecha no sepa lo que hace tu mano izquierda, y por otro lado es necesario decir lo que se hace. Este equilibrio no siempre es fácil”, compartió Segundo Tejado Muñoz, sacerdote español y subsecretario del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.

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Foto de Populorum Progressio

El español es también miembro del consejo de la fundación y sabe lo difícil que es mantener ese “trabajo hormiga”, ya que es una labor desconocida y pocas veces vista en primeras planas de periódicos, aunque el impacto es tangible incluso años después de entregado el financiamiento.

“A veces financiamos proyectos que parecen no tener mucho futuro, como aportar a la compra de un semental en una comunidad ganadera. Luego en los años sabemos que tienen un desarrollo impresionante. La imaginación de las personas que trabajan la tierra es impresionante. Una vez financiamos la adquisición de gallinas, pensamos que se las comerían, pero al final se convirtieron en una cooperativa que produce miles de huevos al día. Todo con esas pocas gallinas que pudieron comprar y la estructura pequeña que alcanzaron a montar”, comentó.

Al ser proyectos pequeños, las aportaciones son más bien modestas, de aproximadamente 10 mil dólares para cada uno, ya que tratan de atender necesidades puntuales, mas no alimentar megalomanías.

Todo comenzó con Juan Pablo II luego de un viaje apostólico por América Latina en 1992 en el que decidió que el consejo estuviera compuesto exclusivamente por obispos y arzobispos latinoamericanos, así como establecer la sede de la fundación en Bogotá, Colombia, en donde anualmente se deliberan peticiones y asignación de recursos, para aprobar unas 200 iniciativas cada vez.

“Intentamos hacer algo, no resolvemos los problemas porque los problemas son más grandes de lo que podemos hacer nosotros, pero es un signo de la presencia del santo padre en medio de estas poblaciones, indígenas, sobre todo”, agregó Segundo Tejado.

Desde su creación, “Populorum Progressio” ha patrocinado cuatro mil 300 proyectos, en donde el país con más aportes ha sido Colombia con 690 proyectos financiados por siete millones de dólares, seguida por Brasil con 536 (5.2 millones), Perú con 512 (cinco millones), Ecuador con 409 (3.6 millones), Bolivia con 333 (tres millones), México con 206 (casi dos millones de dólares) y Haití con 198 (2.2 millones).

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Foto de Populorum Progressio

Uno de los criterios más importantes para la asignación de los recursos es que se trate de “proyectos participativos”, que sean iniciativas de las propias comunidades que se lograrán con ayuda de los misioneros que encontrarán vías para pedir el apoyo.

25 años después los desafíos continúan, siendo el primero convencer a “gente de buena voluntad” e instituciones que “quieran dar una mano”, para conseguir nuevos donantes que permitan ampliar el número de proyectos apoyados y que llevaría a diversificar las fuentes de financiamiento que por ahora se concentran casi exclusivamente en la Conferencia Episcopal Italiana.

Para planear el futuro y detallar estrategias, organizaron para este martes 12 de diciembre, la conferencia “25 años al servicio del desarrollo humano integral, mirando al futuro”, en donde intervendrán, entre otros, el cardenal Peter Turkson, prefecto del Dicasterio para el Desarrollo Humano; el cardenal Lorenzo Baldisseri, secretario general del Sínodo de los Obispos y Guzmán Carriquiry Lecour, secretario de la Pontificia Comisión para América Latina.

Ante la posibilidad de que los apoyos económicos se malinterpreten, Segundo Tejado precisó: “el paternalismo es una actitud que lleva la persona, no un proyecto. Si el proyecto nace en el lugar y se busca quién pueda financiarlo, supera esa tentación. El paternalismo lo lleva la persona que se siente superior, quiere imponer su forma de ver las cosas. Un pozo de agua no lleva ideología, se necesita y se hace. El paternalismo es una actitud que muchas veces llevamos nosotros y que hace mucho daño, porque siempre es una forma de sentirte superior a los demás. Pero la actitud cristiana es sentir que los demás son superiores a ti”.

Finalmente dijo que: “no es nuestro estilo hacer propaganda de las cosas, son nuestras obras las que deberían hablar. Quizás estos proyectos no tienen ese eco mediático que algunos quisieran, pero no es sencillo estar presente en los medios con estas iniciativas que tienen un carácter distinto. Son las obras de la institución y de los hombres los que dan publicidad”.

Con información de La Stampa