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Dinámica hiperinflacionaria impone la dolarización en Venezuela
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La dolarización de la economía ha sido considerada por el Gobierno bolivariano una mala palabra, pero el billete verde termina el año 2018 ocupando cada vez más espacio en las operaciones cotidianas entre los venezolanos.

Desde las propinas en los restaurantes, hasta el pago de taxis o la compra de ropa y alimentos en tiendas y en centro comerciales pueden hacerse con dólares, algo impensable hasta hace unos años.

Un paseo en el bulevar de Sabana Grande, el principal corredor comercial del centro caraqueño, puede convencer al más incrédulo. En sus calles adornadas con adoquines es común encontrar a jóvenes gritando: “Se compra oro, dólares, euros”. Ellos mismos dan una idea sobre la cotización del dólar en el mercado negro.

Hace poco, se hizo viral la publicidad de la oferta de un restaurante en hotel Humboldt, una joya arquitectónica construida a fines de los años de 1950 en el cerro Ávila, la montaña que rodea Caracas, cuya reconstrucción estuvo a cargo del Gobierno, que cedió su administración a la cadena hotelera Marriot.

En la carta se podía observar los precios de comidas y bebidas fijados en dólares.

Es que ya es común ver tiendas que tienen cajas de cobro tanto en bolívares como en dólares.

El líder del Comité de Usuarios del Sector Transporte, Luis Salazar, denunció que hasta choferes de autobuses en rutas largas están cobrando los pasajes en billetes verdes.

“En el transporte se ha generado un mercado paralelo, con gente que se ha visto obligada a pagar en pesos colombianos o en dólares para viajar al centro del país desde la región de Táchira (en la frontera con Colombia)”, señaló a Notimex.

Antes, era común tener un billete de un dólar en la billetera para invocar la buena fortuna, pero cada vez más venezolanos lo usan para pagar desde compras diarias hasta deudas de condominios y servicios de reparación de automóviles o citas con el odontólogo.

Un elemento que ha contribuido a la dolarización de facto son las remesas en divisas que envían a sus familias los venezolanos que salieron del país, dentro del éxodo provocado por el deseo de escapar de la crisis económica. Algunas firmas especialistas estiman que las remesas superarán en 2018 los dos mil millones de dólares.

Analistas consideran que el uso extendido del dólar es una respuesta esperada de la población ante un escenario de hiperinflación, donde la moneda nacional, el bolívar soberano, pierde valor a diario. Tener una moneda dura puede, en efecto, reducir los efectos de la depreciación monetaria.

Según cálculos de la Asamblea Nacional (Congreso), la hiperinflación escaló a fines de 2018 a más un millón por ciento. Los precios de los bienes suben entre dos y tres por ciento diariamente.

A la hiperinflación, que oficialmente se instaló en el país hace 14 meses, se suma la devaluación del bolívar, que en agosto pasado se cotizaba en 60 por dólar y cerrará el año por encima de 750 bolívares por dólar en el mercado negro.

El bolívar soberano, que comenzó a circular el 20 de agosto, luego de suprimirle cinco ceros el bolívar fuerte, avanzó desde 60 hasta los actuales 563.93 bolívares por dólar en la tasa oficial fijada por el Banco Central de Venezuela (BCV) mediante un sistema de subastas.

Un dólar comprado en el paralelo no alcanza para un kilo de pollo en el mercado, que supera los mil 500 bolívares, mientras que la cotización del dólar oficial ya supera el billete de máxima denominación de la familia del bolívar soberano, que es de 500 bolívares.

El Gobierno decidió liberar el mercado en agosto, como parte del programa económica del presidente Nicolás Maduro, después de más de 15 años de control de cambios.

Sin embargo, no ha podido detener la depreciación de la moneda nacional en el mercado paralelo, por no contar con divisas suficientes para alimentar las subastas, dejando las operaciones al libre aporte de los privados.

Desde que llegó al poder en abril de 2013, Maduro le declaró la guerra al dólar del mercado negro, que etiquetó de “dólar criminal”, pero nunca ha podido detener su ascenso o que los venezolanos lo utilicen como referencia para calcular costos.

Tampoco Maduro ha sido simpatizante de dolarizar la economía como fórmula para contener la hiperinflación, enfatizando que la moneda nacional, según las leyes, es el bolívar, que deriva de la figura del Libertador Simón Bolívar.

En más de 15 años de controles de cambio el Gobierno no pudo detener la fuga de capitales. El país se encuentra con unas reservas internacionales por debajo de 10 mil millones de dólares -el nivel más bajo en décadas-, la mayoría en lingotes de oro.

Especialistas señalan a la emisión de dinero sin respaldo en las reservas internacionales como la principal causa de la hiperinflación, la cual es posible detener dolarizando la economía.

El economista y experto petrolero José Toro Hardy dijo que la dolarización podría frenar la emisión de dinero inorgánico, pero advirtió que el país no tiene suficientes divisas para dolarizar la economía.

“Para llevar el déficit fiscal a cero y reducir la hiperinflación, el Gobierno debe transformar, producir y aumentar la oferta de bienes. La hiperinflación aumentará sustancialmente en 2019”, señaló.

Con información de Notimex