El suplemento femenino de “L’Osservatore romano” volvió a señalar que la Iglesia católica debe afrontar la explotación laboral a monjas
El suplemento femenino mensual del diario vaticano “L’Osservatore romano” volvió a denunciar la explotación laboral de las monjas y la necesidad de que se afronte este tema en la Iglesia católica.
El mensual “Donne Chiesa Mondo” (Mujeres Iglesia Mundo) en su edición de octubre afronta las problemáticas de los conventos de monjas para salir adelante, sobre todo tras la pandemia y también entrevista a la monja Maryanne Loughry de las Hermanas de la Misericordia, que enseña en Boston College y es consultora del Centro Jesuita para Refugiados.
Loughry plantea el tema de la explotación laboral de las hermanas y reivindica la necesidad de acuerdos escritos para proteger sus deberes laborales, a fin de garantizar “la transparencia y el conocimiento de los derechos propios, basados en lo posible en acuerdos escritos”.
Según ella, el riesgo es completamente similar al que puede experimentar cualquier trabajador desprotegido y denuncia que “hay situaciones en las que, sin convenios, una o varias hermanas dejan de trabajar para la diócesis o el párroco y, en consecuencia, pierden su alojamiento, quedando casi sin hogar sin previo aviso”.
La monja y profesora critica que “en la Iglesia hay muchas cosas que se dan por sentadas”, por ejemplo que las religiosas son “muy generosas” pero que, sin renunciar a esta característica, hay que decir que “a veces se explota”.
Por ello indica que la urgente necesidad de proteger a las trabajadoras de “abusos sexuales, económicos y físicos”
Conozco a hermanas que van a trabajar, luego vuelven a la congregación y tienen que cuidar a las hermanas mayores, cocinar… no tienen vida privada ni tiempo para descansar. Si no nos cuidamos a nosotros mismos, incluso con ayuda psicológica, no podemos cuidar de las personas que nos rodean con la energía necesaria”, denuncia.
En 2018, el suplemento levantó la polémica al ocuparse del tema y denunciar el trabajo “casi” gratuito” que las monjas desempeñan para la alta jerarquía de la Iglesia Católica.
El artículo de entonces firmado por Marie-Lucile Kubacki, abordaba el tema de las monjas que ofrecen servicios domésticos a obispos y cardenales y recogía el testimonio de la explotación de algunas religiosas bajo anonimato.
Mientras que en 2020 también se admitía que muchas de las religiosas sufren el llamado síndrome de burnout o del trabajador agotado, sobre todo las que se dedican a servir en estructuras de la Iglesia o de los altos prelados.
Con información de EFE