
El politólogo Daniel Zovatto cuenta el asesinato de Julio César durante los idus de marzo del año 44 a.C.
Por Daniel Zovatto
Según cuenta la historia recogida por Plutarco, un vidente advirtió a César de que su vida corría peligro y que le iba a suceder algo terrible en los idus de marzo de aquel mismo año.
Cuando llegó aquel 15 de marzo, se reencontraron y el político le dijo: “”Bien, ya han llegado los idus de marzo y no ha pasado nada”, a lo que él respondió: “Sí, pero aún no han terminado”.
A las pocas horas, los conspiradores materializaron su funesto plan cuando César se hallaba junto a la estatua de Pompeyo: Tilio Cimbro y Servilio Casca le asestaron los primeros golpes. César recibió 23 puñaladas infligidas por varios senadores liderados, según parece, por Marco Junio Bruto. Este último era hijo de Servilia, que había sido una de las amantes de Julio César.
Para la leyenda literaria ha quedado la famosa frase: “¿Tú también, Bruto?, ¿Tú también, hijo mío?”, que se dice que pronunció César mientras su vida se le escapaba.
Plutarco no recoge estas palabras, que bien podrían ser pura mitología. Según parece, se limitó a defenderse con su último aliento. Su asesinato cambió muchas cosas en el Imperio mientras el prestigio de César muerto crecía con la traición sufrida.
Esos hechos calaron en la cultura popular y también en la literatura. Shakesperare escribió su “Julio César” en 1599, en la que ya advertía con su frase. “¡Cuídate de los idus de marzo!” (“Beware of the ides of March”, en su versión original en inglés).
Así que ya saben: cuidado con los idus de marzo.