Las dos ciudades más grandes de América Latina presentan graves problemas de administración del vital líquido
América Latina es la región con más agua limpia por habitante. El 31 por ciento de las fuentes de agua potable en el mundo están en nuestra región.
No obstante, la gestión de tan precioso líquido en las megaciudades (metrópolis con más de 10 millones), tiene como plazo una década antes de que entre en crisis.
¿Cómo fue que América Latina presentara tantos problemas de abastecimiento y saneamiento de agua? Eso lo responden dos documentalistas de los proyectos H2OMX de la Ciudad de México (ciudad con 21 millones de habitantes) y Volume Vivo de Sao Paulo (19 millones).
Hoy, en el marco del Día Mundial del Agua, es una fecha propicia para destacar la función esencial del agua y propiciar mejoras para la población mundial que sufre de problemas relacionados con su abasto, según la definición de la Organización de Naciones Unidas en su página de internet.
En Latinoamérica, 77 millones de personas tienen problemas de acceso al líquido, de acuerdo con el Consejo Mundial del Agua. Pero es en las dos ciudades más grandes de América Latina donde el problema no es la falta de agua: tanto en São Paulo como en la Ciudad de México, el 31 por ciento de la gente ha visto su barrio inundarse en el último año, según datos de la encuesta Megaciudades e infraestructura en América Latina realizada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en cinco urbes latinoamericanas durante 2013.
La población urbana en la región representa más del 82 por ciento y se espera que para 2050 sea el 90 por ciento, y uno de los temas pendientes para las clases económicas bajas de estas megaciudades es el acceso universal a servicios básicos de agua, saneamiento y electricidad, de acuerdo a una de las conclusiones del documento del BID.
La crisis en México
El agua es el personaje principal del documental H2OMX (2014) lo dice uno de sus directores, José Cohen, y lo muestran los 60 minutos en que fluye el líquido por la pantalla durante la película.
El documentalista señala al diario El País que una de sus intenciones al realizar el filme era informarse qué pasa cada que uno abre y cierra el grifo, relatar el ciclo del agua en la capital mexicana.
“El tema de la problemática hídrica del Valle de México es un problema de administración: el Valle de México geográficamente es un lago (el de Texcoco), antes de la conquista era un lago y con la llegada de los españoles pasa de ser una ciudad acuática a convertirse en una ciudad seca”, señala Cohen.
Señala Cohen que los problemas del agua en la capital mexicana “son la falta de sistemas sustentables de aprovechamiento de lluvia y tratamiento de las aguas sucias”, aunque “el Valle de México tiene suficiente agua de lluvia para estar abastecido los 365 días del año”.
Sin embargo, en la metrópoli solo se trata el 7 por ciento del agua que se deshecha. De acuerdo a la encuesta del BID, el 16 por ciento de los ciudadanos de la Ciudad de México ha visto correr aguas negras por las calles en los últimos meses, un porcentaje un poco más alto que la media latinoamericana que es el 10 por ciento.
“Visualmente lo que más me impactó fueron estas montañas de espuma en esta presa, ver que todos los deshechos que recolectan estos camiones son tirados al aire libre y se filtran al subsuelo, que las aguas negras están regando productos agrícolas que consumimos con metales pesados”, dice José Cohen sobre su experiencia de rodar H2OMX.
El 60 por ciento del agua que se consume en la ciudad es extraída de los mantos acuíferos y el 40 por ciento restante viene de estados como Michoacán y el Estado de México.
Cohen dice que una correcta administración de los recursos podría cambiar estos porcentajes, pues tan solo en fugas de la urbe, se pierde alrededor del 40 por ciento del líquido que se distribuye.
En conclusión, la capital mexicana no tiene un problema de escasez de agua, pero sí tiene una amenaza de llegar a una crisis hídrica dentro de 10 años, “y ese lapso de tiempo es muy corto”, menciona el documentalista.
En Sao Paulo hay negación
Cuando llueve en Sao Paulo, para muchos eso significa que no hay problemas en el abastecimiento de agua.
Sin embargo, Caio Silva Ferraz, el director de la web serie Volume Vivo, el cual tiene como objetivo explicar la crisis del agua en la mayor ciudad de Brasil. El director lo tiene claro: los problemas apenas están empezando.
“Por ser una ciudad de casi 20 millones de personas, Sao Paulo siempre va a estar en el límite”, asegura Ferraz. “Estoy seguro de que voy a hacer muchas películas más sobre el tema y las personas tendrán que concienciarse cada vez más sobre eso”.
El primer episodio de Volume Vivo se llama “La negación de la crisis”, y lleva los espectadores a 2014. En aquel año, el sistema Cantareira, responsable por el abastecimiento de agua de la grande São Paulo y otras 62 ciudades del interior del estado, llegó a mínimos históricos. La peor crisis hídrica de los últimos 84 años estaba empezando, y las autoridades negaban cualquier dificultad. “La negación de la crisis no era un tema que yo había pensado inicialmente, pero era tan evidente que sentí que debería registrar eso como un momento histórico”, comenta Ferraz.
Se trataba de una situación inédita: Brasil es el país con más agua dulce del mundo, un 12 por ciento del total, de acuerdo a datos de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).
Por eso, la gestión de ese recurso en el país siempre fue estructurada desde una posición de abundancia, lo que ha puesto en riesgo su existencia y accesibilidad, principalmente para los más pobres. “Sao Paulo tiene un problema histórico de contaminación del agua. Se trata de una ciudad que creció muy rápido y utilizó su agua para obtener energía y tirar desechos”, indica Ferraz, quien dice además que casi todos los ríos de la ciudad están contaminados.
Según la encuesta del BID, el 14 por ciento de los paulistas han visto correr aguas negras por las calles de la ciudad en los últimos meses.
Para el director de Volume Vivo, la crisis hídrica en São Paulo es un problema de administración, pues los gobiernos de la ciudad se han dedicado a implementar medidas paliativas en lugar de atacar la raíz del problema.
“La falta de agua genera un trastorno político y ¿cuál es la solución? Traer más agua en vez de intentar solucionar los problemas históricos”, afirma Ferraz.
El cuarto y último capítulo de la serie por internet va a ser sobre la tendencia de la privatización del servicio de abastecimiento de agua, que está presente desde los años 80.
Para Ferraz, es la manera ideal de concluir su estudio sobre la crisis, ya que muestra cómo eso genera conflictos, pues el agua es un bien de dominio público necesario para la vida de todas las personas.
“Pero muchas veces las decisiones tomadas por los gobiernos no llevan en cuenta el bien común, al menos aquí en América Latina”, lamenta el documentalista.
Con información de El País
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