La muerte de Fidel Castro generó celebraciones entre los exiliados del país en Miami. En La Habana, las calles amanecieron desiertas
La noticia de la muerte del líder revolucionario cubano Fidel Castro generó celebraciones entre los exiliados del país en Miami y muestras de pesar o de respeto de algunos gobernantes mundiales.
Media hora después de que el gobierno de Cuba anunciara oficialmente el deceso del expresidente, de 90 años, la Pequeña Habana de Miami se llenó de vida y celebraciones. Miles de personas golpearon cacerolas, ondearon banderas cubanas y gritaron de júbilo. “¡Cuba sí! ¡Castro no!”, coreaban unos mientras que otros gritaban “¡Cuba libre!”.
El presidente Barack Obama dijo que Estados Unidos tiende “una mano de amistad al pueblo cubano” al morir Fidel Castro.
Obama dijo en un comunicado que “la historia registrará y juzgará el enorme impacto de esta personalidad singular sobre el pueblo y el mundo a su alrededor”.
El mandatario estadounidense dijo que “la discordia y los desacuerdos políticos profundos” caracterizaron la relación entre Estados Unidos y Cuba durante seis décadas y que se ha “esforzado para dejar atrás el pasado”.
Obama dijo que en los próximos días, los cubanos “recordarán el pasado y también mirarán hacia el futuro. Al hacerlo, el pueblo cubano ha de saber que tiene un amigo y socio” en Estados Unidos.
El presidente electo estadounidense Donald Trump expresó su pensamiento en un tuit demasiado conciso incluso para los criterios de ese medio: “¡Fidel Castro ha muerto!”
Posteriormente, Trump emitió un comunicado en el que no se anduvo con remilgos: calificó al difunto líder cubano de “dictador brutal que oprimió a su propio pueblo durante casi seis décadas.
Castro deja un legado de “pelotones de fusilamiento, robo, sufrimientos inenarrables, pobreza y denegación de derechos humanos fundamentales”, añadió.
Trump dijo que se suma a muchos cubano-estadounidenses que esperan un día “ver una Cuba libre”.
Redacción