Dos encuestas señalan la alta popularidad de Nayib Bukele en El Salvador, que parece no sufrir el tradicional desgaste político
Luego de tres años de mandato, las encuestas apuntan a que el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, cuestionado fuertemente por actores nacionales e internacionales por algunas de sus decisiones, mantiene su luna de miel con los ciudadanos al mostrar altos niveles de aprobación.
En la última semana, dos encuestas señalan la alta popularidad del mandatario, que parece no sufrir el tradicional desgaste político, y de su más reciente plan: la “guerra” contra las pandillas.
Se desconoce aún si el mandatario, que tiene meses de no responder preguntas de la prensa y que este miércoles 1 de junio cumple tres años al frente de Ejecutivo, optará por la reelección presidencial, puerta que los magistrados del Supremo, nombrados por sus aliados en la Asamblea Legislativa, le abrieron.
El blindaje político
De acuerdo con la última encuesta del Centro de Estudios Ciudadanos (CEC), de la Universidad Francisco Gavidia (UFG), la población aprueba la gestión de Bukele al cierre de su tercer año con una nota de 8.34, en una escala del 0 al 10.
Lejos de descender, la imagen del mandatario se recuperó de una leve caída registrada a finales de 2021, cuando su nota fue de 7.84, siendo esta la única evaluación menor de 8 que esta encuesta registra desde enero de 2020.
De acuerdo con el CEC, la población celebra y apoya la manera de gobernar de Bukele, dado que “sus acciones están impactando en la base de la pirámide socioeconómica (50 a 60 por ciento de la población)”.
Tras esta aprobación estarían, según el análisis que hace el CEC de su propia encuesta, los 300 dólares entregados durante el confinamiento por la pandemia o los 30 dólares dados para impulsar el uso del bitcóin como moneda de curso legal, entre otras medidas.
“En este Gobierno todas las herramientas burocráticas tradicionales, los controles de transparencia y los debates políticos de contrapesos han desaparecido por el control total que posee el Ejecutivo” de Bukele, subraya el centro de estudios.
El organismo sostiene que el apoyo de la ciudadanía apunta a que Bukele “es políticamente indestructible” y que ni la revelación de supuestos actos de corrupción en su Gobierno hacen mella en su imagen.
La aprobación de la “guerra” contra las pandillas
Las dos apuestas más fuertes de Bukele en este tercer año en el poder, en el que ha gobernado sin oposición en el Congreso y sin contrapeso en la Corte Suprema de Justicia, fueron la adopción del bitcóin como moneda de pago y la llamada “guerra” contra las pandillas.
La adopción del criptoactivo en septiembre de 2021 es considerada como la primera medida con poco respaldo entre la población de la era Bukele, quien, sin embargo, no ha retrocedido y la ha puesto como su principal apuesta económica a pesar de la marcada caída de su valor en las últimas semanas.
Una encuesta del CEC, realizada antes de la entrada en vigencia de la Ley Bitcóin, indicaba que el 52.1 por ciento de la población confiaba en Bukele pero no estaba de acuerdo con el bitcóin, mientras que el 30 por ciento mostraba su desconfianza con el mandatario y el criptoactivo.
En enero pasado, un estudio del Instituto Universitario de Opinión Pública (Iudop) de la Universidad Centroamericana (UCA) señalaba que el 34.8 por ciento de la población no tiene ninguna confianza en el criptoactivo, mientras que el 35,3 por ciento le tiene poca.
Un comportamiento contrario ha registrado entre la opinión pública la “guerra” contra las pandillas lanzada por la Administración de Bukele, similar a las estrategias de detenciones masivas de pandilleros implementadas por Gobiernos anteriores.
Dicha “guerra” se enmarca en un régimen de excepción, aprobado a finales de marzo por 30 días y que ya fue extendido por el Parlamento dos veces, por igual período.
Este estado fue solicitado por Bukele tras una escalada de los asesinatos atribuida a la Mara Salvatrucha (MS13) y que una investigación de El Faro señala que se desencadenó después de la ruptura de un pacto entre el Gobierno y la referida pandilla.
Bukele y sus funcionarios de seguridad no han respondido la acusación públicamente.
La ola de violencia, que se cobró la vida de 87 personas en tres días, puso contra las cuerdas el plan de seguridad de Bukele, al que le atribuía la reducción de asesinatos, y dejó ver el músculo de las maras.
Pero parece que la medida adoptada por Bukele, que se dedicaba a la publicidad antes de ser presidente, reforzó su popularidad.
Según el Iudop, el régimen de excepción tiene una nota de aprobación de 7.99 sobre 10.
La comunidad internacional y los derechos humanos
Este tercer año de Gobierno también se ha visto marcado por las constantes fricciones, generadas principalmente desde Twitter, con el Gobierno de Estados Unidos, que ha sancionado a funcionarios del circulo cercano del presidente.
Bukele ha acusado a EE.UU. de financiar a la oposición y no se ha guardado las críticas a la comunidad internacional cuando han encendido sus alarmas por denuncias de violaciones a derechos humanos o acciones promovidas por el oficialismo en el Congreso.
En materia de derechos humanos, las organizaciones sociales han señalado que existe una violación sistemática bajo el régimen de excepción, principalmente contra hombres jóvenes de zonas empobrecidas y acechadas por las maras.
Son más de mil 400 denuncias por atropellos, principalmente por detenciones arbitrarias, y más de 35 mil detenciones, de las que Bukele ha dicho que el 1 por ciento serían por “error”.
En este tercer año de gestión, Bukele también ha enfrentado marchas con miles de manifestantes y una débil oposición, que según el mandatario forman el 3 por ciento que no aprueba su manera de gobernar.
Con información de EFE