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Brote de COVID-19 en cárcel de San Quintín mantiene en alerta a San Francisco
Prisión de San Quintín. Foto de ABC News

En pleno repunte de casos de COVID-19 en California, la histórica prisión de San Quintín, en las inmediaciones de San Francisco, se ha convertido en uno de los principales focos de la pandemia en la región, y las autoridades investigan este jueves si la muerte de un segundo preso se debe al coronavirus SARS-CoV-2.

Joseph S. Cordova, de 75 años y condenado a muerte por la violación y asesinato de una niña de ocho años en 1979, murió en su celda el miércoles por la tarde y, a falta de que se disponga de los resultados de la autopsia, las autoridades sospechan que podría haber muerto como consecuencia de COVID-19, que está afectando a un alto porcentaje de la población reclusa.

Si se confirma que el coronavirus fue la causa del deceso de Cordova, se trataría del segundo muerto por este motivo en el penal en una semana, después de que el 24 de junio muriera Richard Stitely, de 71 años y también condenado a muerte por la violación y asesinato de una mujer en 1990.

De los 2 mil 613 casos activos de coronavirus que se han detectado en las prisiones de California, casi la mitad (más de mil 100) se concentran en el penal de San Quintín, uno de los mayores del estado y el único que alberga condenados a muerte, pese a que California lleva años sin ejecutar a ninguno de ellos.

Los más de mil 100 presos infectados suponen en torno a un tercio del total de la población reclusa de la cárcel.

Además de reos, también se han infectado más de un centenar de funcionarios de prisiones y otros trabajadores del penal, lo que ha creado alarma en la región por el riesgo de transmisión fuera de la cárcel.

A diferencia de otras prisiones, San Quintín se encuentra en una área muy poblada y solo a 20 minutos en coche de la ciudad de San Francisco, que hasta la fecha había mantenido unas cifras de infecciones y defunciones bastante bajas en comparación con otros grandes núcleos urbanos de Estados Unidos, pero que en los últimos días está experimentando un repunte.

El brote de San Quintín ha adquirido rápidamente tintes políticos porque todas las infecciones se produjeron tras el traslado el pasado 30 de mayo de 121 prisioneros de la cárcel de Chino, en la zona de Los Ángeles (mucho más azotada por la pandemia que la de San Francisco).

Pese a que en la prisión de Chino ya se había detectado un brote de coronavirus antes del traslado, a los 121 presos no se les hicieron tests antes de su llegada a San Quentin, lo que ha llevado a varios políticos locales a acusar directamente al Departamento de Correccionales y Rehabilitación del estado (que depende del Gobierno californiano) de ser los responsables de lo que ocurre en San Quintín.

Además de haber salido en multitud de películas, series televisivas y novelas, San Quintín es conocida internacionalmente por haber albergado hasta dos conciertos de Johnny Cash dedicados a los presos.

Con información de EFE