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Bolsonaro se exhibió en la Copa América en medio de caída de su popularidad
Foto de Mexsport

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, fue uno de los principales protagonistas de la Copa América 2019 al exhibirse pública y ostentosamente en tres de los seis partidos disputados por la Canarinha, a la postre campeona del torneo.

Además de haber participado en el partido inaugural (Brasil-Bolivia), el líder ultraderechista dio una inédita vuelta olímpica en el Estadio Mineirao de Belo Horizonte, cuando Brasil venció a Argentina en semifinales por 2-0 y participó en la premiación de los campeones el domingo en el Maracaná tras la victoria por 3-1 sobre Perú en la final.

El afán del líder ultraderechista de capitalizar el torneo se produjo en medio de una caída de su popularidad, constatada por una encuesta divulgada este lunes por la firma Datafolha, según la cual la evaluación de su gobierno concluidos los seis primeros meses de mandato es la menor para un presidente brasileño desde que el país recuperó la democracia en 1985.

De acuerdo con el sondeo, un 33 por ciento de los brasileños considera la gestión del polémico mandatario como “mala o pésima”, otro 33 por ciento la considera “excelente o buena” y un 31 por ciento la califica como “regular”.

El número de detractores creció ligeramente con respecto a la encuesta realizada por la misma firma en abril, pero deja claro que el jefe de Estado ha perdido apoyo tras haber vencido las elecciones de octubre pasado con el 55 por ciento de los votos.

Bolsonaro admitió que asistiría a los partidos de Brasil en la Copa América para poner a prueba su popularidad y aceptó el riesgo de acudir a la final pese a que los mandatarios del país tradicionalmente evaden este tipo de situaciones para no ser señalados como culpables en caso de una eventual derrota.

El presidente anticipó que acudiría a la final del torneo con su ministro de Justicia, Sergio Moro, cuya imparcialidad como juez símbolo del combate a la corrupción viene siendo cuestionada en las últimas semanas, para permitirle al pueblo decir “si estamos actuando bien o no”.

Y cumplió la palabra y se presentó en el Maracaná, el mismo estadio en el que fueron abucheados e insultados casi todos sus antecesores (entre ellos Dilma Rousseff en el partido inaugural del Mundial Brasil 2014 y Michel Temer en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016) junto con nueve ministros.

La decisión tuvo un precio ya que Bolsonaro recibió tanto abucheos como ovaciones, que hicieron retumbar el Maracaná, en el corto recorrido hasta la tarima de premiación en la que le entregó las medallas a los campeones.

El mandatario, sin embargo, consiguió una valiosa e impagable fotografía en la que aparece con la Copa en las manos y celebrando en medio de los jugadores brasileños en pleno Maracaná.

E igualmente produjo un video, rápidamente divulgado en sus redes sociales, en que se le muestra en medio de la celebración, con la Copa en las manos, y se escucha a algunos jugadores llamarlo de “mito”, como es conocido entre sus más fieles seguidores.

Con información de EFE