La apertura de un nuevo local de McDonald’s en Roma ya de por sí suele generar controversia, pero el más reciente establecimiento de la multinacional, que s
La apertura de un nuevo local de McDonald’s en Roma ya de por sí suele generar controversia, pero el más reciente establecimiento de la multinacional, que se ubica junto a la Ciudad del Vaticano, ha dividido aún más las opiniones.
La polémica se originó luego de que en octubre se diera a conocer que la Santa Sede otorgó la concesión del local a McDonald’s en uno de sus edificios, ubicado en la esquina de vía del Mascherino y Borgo Pio.
Ha trascendido que la empresa pagará alrededor de tres mil dólares mensuales al Vaticano por la renta del lugar.
Los primeros en quejarse por el establecimiento fueron algunos de los siete cardenales que residen en el inmueble, donde también se encuentran las embajadas de Chile y de Egipto, los cuales consideran que un restaurante 24 horas de McDonald’s representaría una amenaza para la tranquilidad de los inquilinos.
Pese a esto, el local abrió dos días antes de que iniciara el año 2017 y recibió a sus primeros clientes.
Entre los detractores del local, ubicado a solo unos pasos de la plaza de San Pedro, se encuentra monseñor Elio Sgreccia, quien funge como presidente emérito de la Pontificia Academia de la Vida y considera que la decisión “es como mínimo discutible, aberrante, y nada respetuosa con las tradiciones arquitectónicas y urbanísticas de una de las calles más populares cerca de la columnata de San Pedro”.
Asimismo, María, propietaria del negocio de comida Mamma Chiara, que abrió sus puertas en 1948, se manifestó en contra del polémico restaurante de McDonald’s.
“Es una vergüenza y un asco. Si lo abren, los pequeños negocios tendremos que cerrar. Ahí en el Vaticano son todos sacerdotes, pero solo escuchan al dios dinero”, asegura indignada la empresaria.
Sin embargo, hay quienes, incluso desde el clero, opinan que la apertura del establecimiento servirá para darle vida a una calle que ha sido tachada de sucia y abandonada.
Entre estos, se encuentra el cardenal Domenico Calcagno, presidente de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, quien habló de la importancia del contrato, de unos 30 mil euros, y aseguró que no existe razón para recovar el arrendamiento.
Por su parte, Amedea Modica, quien vende souvenirs en el lugar, expresó que “nosotros estaremos encantados de que se abra el local porque traerá luz y limpieza a la calle”.
“Quien quiere comer a la italiana, va a un restaurante. Pero le diré una cosa, en confianza, en los alrededores del Vaticano no puede comerse a la italiana porque no hay ni un cocinero ni un camarero italiano, y los productos no son frescos, sino congelados”, añadió.
El local en cuestión, de unos 540 metros cuadrados, llevaba tiempo abandonado, luego de haber albergado un banco y dos mueblerías.
Redacción