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“A la iglesia no se le perdona absolutamente nada”: CAL
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Ante la crisis que vive el catolicismo a nivel internacional por abuso de menores por parte de sacerdotes, el secretario de la Pontificia Comisión para América Latina de la Santa Sede, Guzmán Carriquiry Lecour no dudó en asegurar que “estamos viviendo un momento dramático de la Iglesia”, añadiendo que la institución “se está jugando su futuro en la formación de las venideras generaciones sacerdotales”.

La postura del religioso salió a la luz en una reunión entre la comisión y el Consejo Episcopal Latinoamericano. En la misma, a donde también acudieron diplomáticos y periodistas, pidió no minimizar la importancia de la crisis.

"A la iglesia no se le perdona absolutamente nada": CAL - iglesia-abusos
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“La prensa periódicamente nos sacude con noticias de crímenes abominables, muchas veces perpetrados por ministros de la Iglesia. Si de estos crímenes se va a investigar en los últimos 70 años, qué Iglesia local puede quedarse totalmente libre y fuera de toda sospecha”, señaló.

Añadió que el papa escribió en una carta sobre la actitud que debe tener el clero, sin embargo para llegar al fondo de la problemática, “para que estas situaciones no se repitan, al menos para el futuro, el tema de la formación de los sacerdotes es capital”.

Con esto en mente, recordó la importancia que tienen los rectores, formadores y directores espirituales de los seminarios, esenciales para formar los mejores sacerdotes posibles. Recordó además que para el papa es mejor tener pocos seminaristas y sacerdotes, “pero santos”, a tener a personas “que no quisiéramos ver nunca presentes dentro de la Iglesia”.

“Nosotros sabemos que es una ínfima minoría de sacerdotes los que traicionan su ministerio con estos crímenes, aunque fuera uno solo ya es un testimonio espantoso. Y además tenemos que tener conciencia que a la Iglesia no se le perdona absolutamente nada”, añadió.

Por su parte Rubén Salazar, arzobispo de Bogotá, señaló que también es necesaria que la formación de los sacerdotes sea más abierta a la vida y al quehacer de los feligreses, pues actualmente son educados como en un invernadero, viviendo una realidad completamente separada del resto del mundo que los deja desprotegidos al comenzar su ministerio.

Asimismo, José Luis Lacunza, obispo panameño de Ciudad David, explicó que la antigua abundancia de clérigos relegó a los fieles laicos al papel de meros espectadores, sin embargo, actualmente se ha aprendido que los sacerdotes no pueden hacerlo todo.

“No estábamos convencidos, aunque la teología nos diga que los laicos son miembros de pleno derecho de la Iglesia, con derechos y obligaciones. Pero no estábamos convencidos, y nos convencimos al darnos contra la pared del invierno vocacional”, reconoció, hablando ante los presentes.

Añadió que “ahora necesitamos de los laicos, no tenemos más remedio que echar mano de ellos. Pero nos encontramos con que a esos laicos que le dimos solo una cabida de oído en la Iglesia, de escucha y no de palabra, no están preparados para ejercer sus funciones. No los formamos, no los capacitamos para su ejercicio, ni dentro de la Iglesia ni fuera de ella”.

Por ello, señaló que uno de los desafíos más grandes para la Iglesia es capacitar a los fieles de manera que sean conscientes de su deber como bautizados. “Es el mayor reto que tenemos si queremos afrontar el secularismo y el impacto del mundo antievangélico que vivimos”, afirmó.

Con información de La Stampa