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La inclusión financiera y los pagos electrónicos en tiempo del coronavirus
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Hasta finales de 2019, en México había 80.6 millones de usuarios de internet, pero solamente 16.8% de ellos (unos 13.5 millones) usaban la banca en línea y 22.1% (alrededor de 16.9 millones) ordenaban o compraban algún producto por esa vía, de acuerdo con cifras de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares.

La contingencia provocada por la pandemia de coronavirus podría acelerar el crecimiento de estos rubros de manera exponencial; sin embargo, primero debe aumentar el número de personas que tengan una cuenta en alguna institución financiera, lo cual por ahora tiene únicamente 37% de los mexicanos, de acuerdo con estimaciones de las Secretaría de Hacienda.

La Asociación Mexicana de Ventas Online calcula que en China la crisis del coronavirus provocó un crecimiento del comercio electrónico de hasta 500%, mientras que Kantar calcula que en Italia, donde no se había desarrollado tanto, registró una tasa de crecimiento de 24% solamente en febrero.

En general, la inclusión financiera tiene un importante impacto en el desarrollo humano y el crecimiento económico de un país, aseguró Kiki del Valle, vicepresidenta sénior de Asociaciones Digitales en América Latina y el Caribe para Mastercard.

Y a nivel global, el tema de digitalización tiene un gran impacto ayudando a la inclusión financiera”, recalcó.

En charla con López-Dóriga Digital, la ejecutiva señaló que la desconfianza es uno de los principales retos que se deben afrontar para que la inclusión financiera llegue a más personas para que usen más productos digitales para manejar su dinero.

El consumidor debe entender que la tarjeta le provee mayor seguridad porque es una mejor opción que, por ejemplo, tener efectivo en su casa”, aseguró.

Para esto, subrayó, se deben reducir primero los incidentes que llegan a presentarse en este tipo de transacciones, como los fraudes o el robo de identidad.

“Mientras menos incidentes tenga el consumidor y más fácil hagamos que opere el servicio, el usuario se sentirá más confiado y verá que es un algo viable para salvaguardar su dinero”, indicó.

Para lograr la completa seguridad, opinó, todos los que forman parte del ecosistema de pagos deben poner de su parte.

La responsabilidad no solamente cae en un emisor de la tarjeta que tiene la relación directa con el consumidor, sino también es de los comercios que están operando y de parte del gobierno que también debe traer nuevas tecnologías que se enfoquen en la seguridad que todos deben de tener”, recalcó. “No es un tema que solamente le toca a uno, sino a todos”.

Más que tarjetas

Del Valle apuntó que, en la actualidad, no solamente los bancos emiten este tipo de servicios financieros, sino también algunas fintechs y organismos dedicados, por ejemplo, a labores humanitarias.

“En el tema de refugiados, trabajamos con la ONG Mercy Corps, a la que nosotros le proveemos una tarjeta de prepago que sirve para hacer la repartición de ayuda humanitaria a personas que han tenido que abandonar su casa para mudarse a un país nuevo en donde no tienen nada”, ejemplificó.

Asimismo, para muchos servicios, ya no es necesario contar con tarjetas físicas, como las de débito. “Para usar servicios como mercado libre, yo puedo guardar mis credenciales en el sitio y la próxima vez que haga mis compras, mi información ya estaba salvaguardada y simplemente digo ‘paga’ y se acabó”, indicó.

Un consumidor de servicios que son completamente digitales, como los de streaming tipo Netflix o Sportify, tiene dos opciones: o va a una tienda a comprar una tarjeta de regalo o hace todo mediante los pagos digitales”, explicó. “Las segunda es definitivamente la mejor experiencia para el consumidor”.

“Eso todavía es un tema de educación que le tenemos que dar a los consumidores”, reiteró.

Con información de Carlos Tomasini