Aunque han sido muchos los modelos que han corrido en las 24 Horas de Le Mans, solo un puñado ha logrado destacar
Las 24 Horas de Le Mans es la carrera de resistencia más prestigiosa del mundo, donde los gigantes del automóvil miden sus fuerzas.
La carrera se celebra anualmente en el circuito de la Sarthe, cerca de Le Mans, Francia, y reúne a pilotos y equipos de diferentes campeonatos internacionales.
Año con año, los grandes fabricantes invierten fuertes sumas de dinero para dominar esta competencia y llevarse la victoria. A diferencia de otras competiciones, en Le Mans importa menos la velocidad y potencia de los autos que participan; es más bien un desafío a la resistencia y fiabilidad de los bólidos.
Aunque han sido muchos los modelos que han corrido en Le Mans, solo un puñado ha destacado; ya sea por sus especificaciones técnicas, diseño o, aún más interesante, su historia.
Aquí enumeramos algunos de los autos más simbólicos de las 24 Horas de Le Mans.
Toyota TS050 Hybrid
Este híbrido permitió a la empresa japonesa ganar su primer Le Mans en 2018 y mantener la corona en 2019. Posee un motor de seis cilindros en “V” que trabaja junto con una batería de ion-litio para producir en total 1000 caballos de fuerza (HP).
Para algunos, estos triunfos son un augurio del posible dominio que tendrá Toyota en la competición francesa la siguiente década.
Audi R8 LMP
Con la llegada del nuevo milenio vino también una serie de victorias para Audi en Le Mans. Desde el 2000 hasta ahora, la automotriz alemana ha sumado 13 triunfos. El Audi R8 LMP fue el que arrancó con esta racha.
El modelo ganador del 2000 contaba con un innovador motor V8 cuyo sistema de inyección lograba aumentar en gran medida la eficiencia de combustible de cara a sus rivales.
Al R8 LMP le sucedieron el R10 TDI, el R15 TDI, el R18 TDI y el R18 e-tron quattro, este último con un motor híbrido que solamente fue superado en 2015 por el Porsche 919 Hybrid.
Bentley Speed Six
Aunque la automotriz inglesa Bentley no ha conquistado las 24 Horas de Le Mans en tantas ocasiones como otras marcas, se llevó cinco de los primeros 10 campeonatos que se llevaron a cabo en la historia.
Aunque las versiones previas al Bentley Speed Six fueron un dolor de cabeza para la marca, al ser el primer motor de seis litros que desarrollaban, la solución se encontraba en añadir un segundo carburador.
Con sus 147 caballos de fuerza, el Speed Six arrasó con Le Mans en los años 1929 y 1930, lo cual lo convirtió en un vehículo icónico del siglo XX.
Jaguar D-Type
Ganador de tres títulos seguidos en Le Mans, el Jaguar D-Type fue para su tiempo toda una proeza en cuanto a diseño.
La carrocería estuvo a cargo del ingeniero aeronáutico Malcolm Sayer, uno de los primeros en implementar los conocimientos de su área al sector automotriz.
Entre los elementos añadidos a este bólido, destaca el enorme estabilizador vertical colocado detrás de la cabina del piloto, además de su figura elíptica.
Durante su estancia en Jaguar, Sayer también trabajó en el mítico E-Type, cuyos elementos de diseño aún pueden verse en los modelos actuales de la marca.
Porsche 917K
La automotriz alemana Porsche dominó por primera vez la máxima prueba de resistencia de autos en 1970 con el Porsche 917K.
Este vehículo contaba con un poderoso motor de 12 cilindros en “V”, que le permitía alcanzar los 100 kilómetros por hora en tan solo 2.5 segundos.
En la creación del 917, que relevó al legendario GT40 de Ford en Le Mans, una de las prioridades fue la reducción de peso. El vehículo estaba construido sobre un chasis integral que pesaba apenas 42 kilogramos, además de la inclusión de componentes de titanio, magnesio y otras aleaciones.
Una de las ideas más curiosas para reducir el peso del 917 fue la de hacer el pomo de la palanca de cambios con madera de balsa; años más tarde se usaría este material en la palanca del Carrera GT, a manera de homenaje.
Ferrari 166 MM
Tras la Segunda Guerra Mundial y la reconstrucción en Francia, la italiana Ferrari ganó su primer título de las 24 Horas de Le Mans, carrera que no se había llevado a cabo en casi una década.
Para volver a realizar la mayor carrera de resistencia del mundo fue necesario pedir enormes préstamos para la reconstrucción del circuito, que quedó completamente destruido durante el conflicto armado.
Fue en 1949 que dos Ferrari 166 MM ingresaron al renovado circuito de la Sarthe para probar suerte. El primero, conducido por Pierre Louis-Dreyfus y Jean Lucas, se accidentó y fue eliminado de la carrera.
Fue el automóvil pilotado por Luigi Chinetti y Lord Selsdon, ya con ligeros daños, el embrague desgastado y con el aceite bastante quemado, el que se coronó ganador ese año.
La carrocería liviana del 166 MM, aunado a su potente motor, permitieron a Ferrari llevarse Le Mans recorriendo 3 mil 179 kilómetros a una velocidad promedio de 132 kilómetr0s por hora.
Ford GT40
De todos los autos que han recorrido el circuito de la Sarthe en las 24 Horas de Le Mans, tal vez el que tiene la mejor historia de fondo es el Ford GT-40, pues se trata de una venganza.
Henry Ford II, nieto del fundador de la automotriz que lleva su nombre, quería desde inicios de los 60 que un automóvil de la marca estadounidense corriera en Le Mans; el plan era comprar una empresa europea para incursionar en el sector y así generar ventas.
Ante la noticia de que Enzo Ferrari estaba interesado en vender a Ford Motor Company, la estadounidense gastó varios millones de dólares en una auditoria, además de que el mismo Henry se trasladó a Italia para cerrar el trato.
Cuando Ferrari leyó el contrato, se dio cuenta de un pequeño detalle que le hizo rechazar la propuesta inmediatamente: perdería control de la división automovilística y de carreras de su compañía.
Se cuenta que Enzo inmediatamente abandonó las negociaciones, dejando a Henry Ford II y su equipo desconcertados; volvieron a Estados Unidos con las manos vacías.
Henry Ford II, lleno de ira, reunió a los altos ejecutivos de su compañía y exigió la creación de una máquina capaz de vencer a Ferrari en Le Mans.
Fue este hecho que inició, en resumidas cuentas, el desarrollo del GT40, un vehículo que dio muchos dolores de cabeza a la automotriz estadounidense. Tras una vergonzosa derrota en 1964, donde los tres autos de Ford tuvieron que ser retirados de la pista (al tiempo que Ferrari volvía a coronarse con el 275P), se decidió traer a la leyenda Caroll Shelby para resolver este desastre.
Shelby corrigió numerosos errores en las aerodinámicas del GT40, además de trabajar en el motor V8 del bólido, aumentando enormemente su potencia.
Finalmente, tras una gran cantidad de tropiezos, en 1966 Ford cumplió su sueño de vencer a Ferrari en las 24 Horas de Le Mans; y no solamente eso, sino que mantuvo el campeonato por tres años más.
Por Juan Pablo Carreto Esquivel