El exciclista indicó que no habría ganado el Tour de Francia sin haber recurrido al dopaje sanguíneo. “Mi vida ha sido un colapso social”
El pasado jueves, el exciclista Lance Armstrong tuvo una conversación con un grupo de estudiantes de la carrera de Administración de Deportes de la Universidad de Colorado, y dado el carácter informal de la plática, el controversial deportista retirado aprovechó para dar unas sinceras declaraciones que, de nueva cuenta, han hecho temblar al deporte, tras declarar que no habría ganado el Tour de Francia sin dopaje sanguíneo.
Tras una exposición del exciclista profesional, la primera pregunta de los estudiantes fue si podría haber ganado el Tour sin dopaje sanguíneo. Él dijo puntualmente “no”, y continuó señalando que el dopaje de sangre durante la década de 1990 y principios de los 2000 era de gran alcance y el éxito en el ciclismo no habría sido posible sin ella.
“Había que tener todos esos bloques de construcción y luego, por desgracia, tenía que tener el último bloque, que fue el dopaje de alto octanaje”, señaló Armstrong.
El exciclista además señaló a la Agencia Americana Antidopaje (USADA) como “la organización más ineficaz en el mundo”.
“Si se tiene en cuenta un presupuesto de 10 o 15 millones al año y luego solo tomas al 0.7 por ciento de positivos, ya sabes que no es un número realista”, señaló.
Además de dichas declaraciones, Armstrong comentó que su vida se dedica a su familia y a atender algún acto deportivo, pero aprovechó para volver a señalar una última frase desgarradora sobre su presente: “Por muchas razones, desde la perspectiva de nuestra familia, la mía propia el financiero o legal, mi vida ha sido un colapso colosal, seamos honestos”.
Redacción