Francia mostró sus credenciales de campeona tras derrotar a Australia en su debut en el Mundial de Qatar tras remontar un gol en contra
Si a los campeones se les identifica por su capacidad de superar las adversidades, Francia se puso credenciales de campeona tras derrotar a Australia en su debut en el Mundial de Qatar (4-1) tras remontar un gol en contra y dejar en la estadística algunos datos para la historia.
La reacción francesa estuvo apoyada en la fortaleza de dos debutantes, Tchouaméni, un pilar en el centro del campo, y en el instinto de Rabiot, autor de un gol y una asistencia.
Pero sobre todo en la contundencia de su delantera, empeñada en figurar en los anales, con un Giroud que gracias a su doblete igualó con Thierry Henry como máximo anotador de Francia en todos los tiempos, 51 dianas en 115 partidos, mientras Kylian Mbappé conseguía su quinta diana en un Mundial sin haber cumplido los 23, en la estela del gran Pelé.
Los estiletes estuvieron bien respaldados por Ousmane Dembelé, que dio la asistencia del tanto a Mbappé, y por Antoine Griezmann, que no ha faltado en ninguno de los últimos 68 partidos de Francia, un récord para el jugador del Atlético de Madrid.
Ganar a Australia, la última selección en sacar billete para Qatar, no da credenciales de campeón. Pero sí hacerlo como lo hizo Francia, superando el mazazo inicial del gol adverso, de la lesión de Lucas Hernandez, de una cierta apatía en el césped, todo eso sin temblar, sin necesidad de acudir a estridencias.
Francia lleva meses buscando eso, la serenidad que le otorgó el Mundial hace cuatro años y que las lesiones se empeñan en perturbar.
Pero ni por esas se sobresalta la campeona, que salió en tromba a resolver pero se encontró con una aguerrida Australia, dispuesta, como hace cuatro años, a hacerle bajar al barro de la pelea.
Así frenó el asalto inicial de Dembelé y Mbappé y se marchó a la aventura ofensiva, donde encontró oro en el minuto 9, cuando Leckie desafió a Lucas y este se desplomó con la rodilla tocada, lo que permitió al “socceroo” centrar al corazón del área para que Goodwin superara a Lloris.
Parecía que seguía maldita la campeona, que llegó a Qatar sin dos piezas clave como Ngolo Kanté y Paul Pogba y, una vez en el Golfo Pérsico, dijo adiós al Balón de Oro Karim Benzema.
Pero no hay superstición en el grupo de Deschamps, más bien fe en sus opciones, en su juego. Es cierto que el centro del campo apenas tiene experiencia internacional, que la defensa está encontrando su camino.
Tras unos minutos de desorientada, en las que pareció asomarse al precipicio, Francia tiró de galones. Tchouaméni se puso al timón del equipo y el viento fue virando.
Theo Hernandez, que había sustituido a su lesionado hermano, recibió un balón rechazado en la presión francesa en la medular y lo envió con dulzura al área para que, libre de marca, Rabiot empatara la contienda de cabeza.
El tanto devolvió la calma total a Francia, que desplegó su fútbol por las bandas, Dembelé por la derecha, Mbappé por la izquierda, hasta que acabaron por desquiciar a una zaga australiana no apta para tanta dinamita.
El gol francés se intuía y llegó nada más superarse la media hora cuando Rabiot robó, hizo la pared con Mbappé y colocó el balón franco para que Giroud marcara su diana 50 vestido de “bleu”.
El jugador del Milan, de 36 años, el gran beneficiado de la ausencia de Benzema, está a solo un tanto de convertirse en el máximo anotador francés de todos los tiempos empatado con Thierry Henry.
Con la situación bajo control, Mbappé falló un gol a puerta vacía tras un gran pase de Griezmann cuando estaba a punto de cumplirse el tiempo reglamentario y Australia dio otro susto ya en el descuento cuando un cabezazo de Irvine que parecía manso tocó en el palo de Lloris.
Tras el reposo, Francia saltó con ganas de finiquitar el encuentro impulsado por la ambición de sus atacantes de hacer historia.
Giroud lo intentó de chilena en el 50 y Mbappé, que no tuvo su noche más acertada, se estrelló en varias ocasiones con la defensa australiana, hasta que finalmente, a centro de Dembelé, lo hizo de cabeza en el 68.
El parisino, designado como la brújula de Francia en ausencia de Benzema, suma ya cinco goles en mundiales y se convierte en el segundo futbolista que más goles ha anotado en mundiales con menos de 24 años, solo superado por los siete que anotó Pelé.
Pero la joven estrella quiso dar galones al veterano Giroud, al que tres minutos más tarde dejó en bandeja el cuarto gol, el número 51 de la carrera del jugador del Milan, que igualó a Henry como máximo artillero “bleu”.
La fiesta estaba completa y Francia tiene ya su partido perfecto, la dinámica que pedía Deschamps para revalidar el título mundial.
Con información de EFE