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Falla con el acero impide el triunfo del rejoneador Hernández Gárate en la México
El rejoneador mexicano Jorge Hernández Gárate. Foto de EFE.

Los jinetes mexicanos Jorge Hernández Gárate, Emiliano Gamero y Fauro Aloi protagonizaron una corrida de rejones sin premios en la Plaza México en la que enfrentaron reses de La Estancia de correcta presentación y poco recorrido, ante un público que cubrió poco más de un cuarto de entrada.

Una faena de importancia por parte de Hernández Gárate se vio truncada en su camino hacia el éxito por sus fallas con el acero.

El mexicano nunca ha logrado salir por la puerta grande en sus comparecencias en la Monumental de Insurgentes, por lo que la única tarde de rejones del ciclo La Reactivación era un oportunidad importante para el jinete de San Luis Potosí, sobre todo después de entrar en el cartel sustituyendo al español Andy Cartagena.

La seriedad del compromiso para Hernández Gárate era patente desde su primer toro, un animal que se paró casi de salida. El mexicano realizó una labor sin alardes muy aseada y seria.

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Con su segundo, un toro noble sin mucho fondo, como toda la corrida, el caballero se empleó con riesgo y sobre todo ejecutó un toreo profundo, lidiando muy ajustado y luciendo mientras duró la embestida de ritmo parsimonioso del toro de La Estancia.

Dejó pares de banderillas de espectacular ejecución, incluido un violín por la espalda y pares a dos manos de brillante pero sobria técnica. El casi seguro triunfo final lo impidió su total desacierto con el acero, tónica ésta de los tres rejoneadores que se vieron obligados en cada toro a recurrir al descabello para pasaportar a sus rivales.

Debutó en la plaza el novillero Fauro Aloi. Su labor fue firme asumiendo riesgos que requieren una monta experimentada inusual para un “amador” con pocas corridas como es el caso del joven Aloi.

Estuvo especialmente acertado con el que cerró plaza llevándolo ceñido a la grupa y aplicando con acierto los castigos al animal. Pudo con este último astado de la larga tarde cortar una oreja, pero no fue capaz de acertar con el rejón de muerte.

Emiliano Gamero era el único de los tres caballeros que estaba inicialmente en lo que debía ser un mano a mano entre el mexicano y el español Andy Cartagena, duelo entre los toreros a caballo que habían logrado indultar sendos toros en La México.

Gamero se vio muy impreciso en monta y ejecución que salvo un pasaje con la garrocha, optó por intentar levantar a los aficionados presentes con un toreo sin profundidad ni pureza.

Erró en distintas ocasiones, siendo tocadas sus monturas por los pitones de los toros que le tocaron en suerte. También dejó en mal lugar palitroques. Gamero entonces recurrió a alardes de doma y gestos de pasión que provocaron algunos aplausos.

A pesar de no lograr cortar apéndice ninguno de los toreros, dieron en cada toro una vuelta al ruedo debido al ambiente propio de un espectáculo folclórico más que de una corrida toros, esto provocado por la presencia de forcados, un espectáculo ecuestre y espectáculo mixto de baile y charrería.

La pega realizada por René Tirado de los Forcados Amadores de México destacó en la tarde por la violencia con la que el toro embistió al forcado.