Pocos saben lo difícil que fue el inicio de la carrera Xavi, actual figura de Barcelona. Incluso estuvo a punto de dejar al equipo.
Xavi Hernández se despedirá del Barcelona el 6 de junio, cuando dispute la final de la Champions League ante la Juventus en el estadio Olímpico de Berlín.
Este mediocampista es todo un símbolo del equipo catalán. Sin embargo pocos saben lo difícil que fue el inicio de su carrera, mucho antes de convertirse en figura de Barcelona. Incluso estuvo a punto de dejar al equipo y mudarse a Italia.
Xavi debutó en el primer equipo blaugrana el 18 de agosto de 1998 en el juego de ida de la Supercopa Española donde enfrentó al Mallorca. Aquella vez anotó un gol pero no fue suficiente pues el título quedó en manos del rival. El resto de la temporada 1998-99 sumó 17 apariciones.
Poco después de ganar el Mundial sub-20 de 1999 con la selección española, Xavi tuvo una oferta del futbol italiano.
El Milán quiso contratar al novato que era señalado como el relevo generacional del veterano contención Josep Guardiola. Así lo narra María Mercè Creus, madre del jugador: “El señor [Adriano] Galliani se reunió con Joaquín -padre de Xavi- en el hotel Juan Carlos I. Le garantizaba la titularidad. Nos proporcionaban un chalet y 250 millones de pesetas [aproximadamente 1, 500 millones de euros] durante cinco temporadas. Teníamos pagados los viajes que quisiéramos, podíamos ir toda la familia, a mi marido le daban un trabajo.”
Pero María Mercè no quería ver partir a su hijo. “Toda la familia quería aprovechar esa gran oportunidad. Veían difícil su progresión en el Barça porque en ese momento Guardiola era el titular” pero ella advirtió: “Si se va, me divorcio, y yo no quiero ningún divorcio en mi casa”.
Joaquín habló con Xavi sobre la oferta del Milán. El chico le contestó: “Papá, te quiero mucho pero estás loco. No quiero oír esa ni ninguna otra oferta, ¡ninguna! Yo soy del Barça, soy feliz aquí, estoy en casa, con los míos, no me falta de nada. Quiero triunfar aquí porque no estaré mejor en ningún sitio del mundo, así que diles a esos señores que gracias”.
Una lesión de Pep Guardiola dio a Xavi la oportunidad de consolidarse en el cuadro titular en la temporada 1999-00 (disputó 24 partidos). Sin embargo, no destacaba como la futura figura que los aficionados esperaban. “Yo veía que lo pasaba mal con las críticas, las que decían que tenía que irse, o que era muy bajito” apuntó María Mercè sobre los seis años (1999-2005) en que el club no salió campeón y se señaló a su hijo como parte del fracaso.
Joaquín también sufrió con las críticas: “Que si Guardiola, que si Iniesta, que si es pequeño, que si ralentiza el juego, que si sólo da pases horizontales, que si no chuta, que si no dribla, que si no tiene llegada a puerta, que si no manda, que sé yo… le dijeron de todo”.
Los esquemas de ciertos entrenadores condenaban a Xavi a la inmovilidad desde la contención y por eso terminaba opacado. Por ejemplo, Van Gaal le ordenaba: “Control y pase, izquierda y derecha”. Pero fue otro holandés quien lo liberó. Frank Rijkaard se convirtió en entrenador culé para la campaña 2003-04. “Tú ponte delante, toma el balón, gírate con el control y serás el mejor” y entonces Xavi comenzó a despuntar en el Barcelona hasta convertirlo en el héroe detrás de Messi y ese equipo que marcó época con la obtención de triplete en 2009 cuando era dirigido por Pep Guardiola. Incluso fue parte fundamental para que la selección española ganara dos Eurocopas y la Copa del Mundo en 2010.
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