Las personas con diagnóstico de cáncer e incluso aquellas que ya lograron superar la enfermedad tienen diferentes necesidades de nutrición; su cuerpo requiere de una dieta especial y balanceada, de la que no se puede excluir a la tortilla, para sobrellevar los efectos secundarios del tratamiento. De acuerdo con el Instituto Nacional del Cáncer de … Continued
Las personas con diagnóstico de cáncer e incluso aquellas que ya lograron superar la enfermedad tienen diferentes necesidades de nutrición; su cuerpo requiere de una dieta especial y balanceada, de la que no se puede excluir a la tortilla, para sobrellevar los efectos secundarios del tratamiento.
De acuerdo con el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, los tratamientos del cáncer como la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia tienen por objeto la destrucción de las células cancerosas; pero, estos tratamientos pueden también dañar células sanas ocasionando efectos secundarios, por lo que es indispensable elegir adecuadamente los alimentos que se van a consumir.
El Instituto señala que algunos de los problemas más recurrentes, como consecuencia del tratamiento contra el cáncer son: falta de apetito, estreñimiento o diarrea, vómitos y aumentos de peso o adelgazamiento.
Ante estos padecimientos el consumo de tortilla es un aliado, por su alto contenido en fibra, vitaminas, minerales y proteínas, además de los bajos niveles de grasas que posee, señaló Araceli Martínez Coronado, nutrióloga certificada por el Colegio Mexicano de Nutriólogos, con maestría en Ciencias de los Alimentos y Nutrición Humana, y responsable del área de nutrición de la Universidad La Salle.
“Incluso es más recomendable el consumo de tortillas fortificadas, es decir que contienen más vitaminas, minerales y propiedades nutricionales que las tortillas normales; como las elaboradas con harina de maíz que se encuentran adicionadas con ácido fólico, hierro y zinc, vitaminas y minerales, que ayudan a prevenir riesgos cardiovasculares, anemias, mal formaciones en los recién nacidos o hasta inhibir la aparición de células cancerosas”.
Agregó que dependiendo del efecto secundario que provoque el tratamiento contra el cáncer también deben elegirse de forma diferente los alimentos a consumir.
Por ejemplo, en el caso de irritación de boca deben elegirse alimentos fáciles de masticar; en este caso la tortilla no tiene ningún impedimento para ser consumida e incluso representa un excelente complemento para otros alimentos, además la tortilla podría comerse remojada en consomés o caldos.
Destacó que algunos pacientes también se enfrentan a un incremento de peso o tienen problemas de estreñimiento al someterse a tratamientos con quimioterapia, por lo que es necesario, además del consumo de abundantes líquidos, ingerir alimentos ricos en fibra y “la tortilla es un excelente ejemplo”.
Asimismo, cuando se logre vencer esta enfermedad y concluya el tratamiento es importante mantener hábitos alimenticios saludables. “Aunque el comer sanamente no impida por sí solo que regrese el cáncer, si puede ayudar a recuperar las fuerzas, a reconstruir los tejidos y a mejorar cómo se siente después de terminar el tratamiento”.
Algunas recomendaciones en este sentido son: preparar comidas sencillas y variadas, comer tortillas, pan de trigo, avena, arroz y otros granos y cereales integrales, ya que éstos contienen los carbohidratos complejos, vitaminas, minerales y fibra que necesita el cuerpo.
Además debe limitarse el consumo de alimentos grasos, sal, azúcar, alcohol y los alimentos ahumados o al escabeche.
En la actualidad, el mercado de insumos para la elaboración de tortillas en México está distribuido de la siguiente manera: Nixtamal 65%, Grupo Maseca con el 25%, a Minsa le corresponde el 8%, Harimasa tiene el 1%, Cargill el 0.50%, Macsa cuenta con el 0.40% y Blancas tan sólo llega al 0.20%.
Redacción