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Nueva técnica da lugar a estructuras que se asemejan a embriones humanos
Imagen microscópica modelo embrión. Foto de Monique Pedroza, Ipek Gassaloglu, Berna Sozen

Un grupo de investigación creó una nueva técnica que da lugar a estructuras que se asemejan a embriones humanos en los días 9 a 14 tras la fecundación, las cuales no pueden desarrollarse a la fase fetal y que ofrecen oportunidades para estudiar etapas no exploradas del desarrollo humano.

La revista Nature publica hoy ese estudio, liderado por la Universidad de Yale, después de que la semana pasada se conocieran dos publicaciones previas (aún no revisadas por la comunidad científica), una sobre la obtención de embriones humanos sintéticos y otra de modelos de embrión.

El estudio publicado hoy indica que las células madre pluripotentes (que puede convertirse en varios tipos de células o tejidos del cuerpo) humanas pueden autoorganizarse en estructuras tridimensionales que imitan los acontecimientos del desarrollo embrionario tras la implantación en el útero.

La nueva técnica da lugar a estructuras que incluyen tejidos embrionarios y algunos extraembrionarios, que captan las interacciones tisulares, durante el desarrollo temprano, entre el epiblasto embrionario temprano, que es la capa de células que da lugar a la generación de todos los tejidos, y el hipoblasto extraembrionario, una capa de células que general el saco vitelino.

Los investigadores precisan que al carecer de las células que intervienen en el desarrollo de la placenta no pueden desarrollarse hacia la fase fetal.

El equipo encabezado por Monique Pedroza de la Universidad de Yale recuerda en su estudio que investigar el desarrollo humano es “un importante reto científico”, debido a las limitaciones técnicas y éticas que supone trabajar con muestras embrionarias.

La estrategia desarrollada por ellos constituye “un método experimental sólido para investigar múltiples características críticas y específicas del desarrollo humano”, escriben los autores.

Igualmente, consideran que la capacidad de imitar estos procesos en el laboratorio puede ofrecer vías de investigación biomédica que ayuden a superar lo problemas éticos asociados a la investigación con embriones humanos.

Estas estructuras autoorganizadas no son sintéticas ni idénticas a los embriones humanos que se desarrollan de forma natural tras la fecundación, explicó Darios Widera, de la Universidad de Reading (Reino Unido) y que no participó en el estudio, citado por el Science Media Centre británico, una plataforma que ofrece fuentes científicas expertas.

El investigador Jason Limnios de la Universidad de Bond (Australia), ajeno también a la investigación, explicó que el equipo creó una colección de varios tipos de células que se encuentran en el embrión temprano, las cuales se comunican entre sí para coordinar decisiones críticas, cómo en qué tipo de célula convertirse o cuánto dividirse.

La semana pasada el investigador palestino Jacob Hanna, del Instituto Weizmann, publicó un estudio en el repositorio bioRxiv (sin revisión científica) con resultados que muestran que su grupo logró obtener embriones humanos sintéticos a partir de células troncales pluripotentes, que se asemejan mucho a los embriones naturales con unos 14 días de desarrollo.

Unas horas antes, la investigadora del Instituto de Tecnología de California (EE.UU.) y de la Universidad de Cambridge Magdalena Zernicka-Goetz, anunció en un congreso que su laboratorio había obtenido modelos de embrión (embrioides), que no es lo mismo que embriones sintéticos.

Zernicka-Goetz y su grupo publican hoy en Nature otro artículo en el que describen otro método para producir en el laboratorio un modelo derivado de células madre que imita aspectos de las primeras fases del desarrollo humano tras la implantación en el útero.

El modelo, que no puede implantarse y no tiene capacidad para desarrollarse hacia estadios fetales, contiene tejidos embrionarios y extraembrionarios (que pueden llegar a producir estructuras que rodean al embrión).

Zernicka-Goetz señaló que “este emocionante” avance permite “manipular genes para comprender sus funciones en el desarrollo en un sistema modelo. Esto nos permitirá comprobar la función de factores específicos, algo difícil de hacer en el embrión natural”.

Con información de EFE