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La transmisión de la llegada del hombre a la Luna, también un hito para Chile
Fotografía cedida del expresidente de Chile Eduardo Frei Montalva (c), en la Estación Longovilo de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones de Chile (ENTEL) en el año 1969, a través de la cual el país austral pudo ver en directo la llegada del hombre a la Luna. EFE/ ENTEL

El Apolo 11 se preparaba para el alunizaje y en Chile un grupo de ingenieros trabajaba contrarreloj para lograr su particular hito: captar la señal satelital original de la NASA para ver en directo la llegada del hombre a la Luna por televisión.

El entonces presidente del país, Eduardo Frei Montalva, había ordenado que los primeros pasos de un hombre en la Luna se transmitieran en directo por televisión e incluso declaró media jornada festiva para el día siguiente, para facilitar que todos los chilenos pudieran sentarse frente a sus televisores en la noche del domingo 20 de julio de 1969.

Pero hace 50 años, cuando los televisores emitían solo en blanco y negro y usaban antena, no había certeza de que se pudiera mostrar en directo algo que ocurría en otro lugar del espacio.

La señal enviada desde de la Luna iba a ser recibida en Australia, en la estación Honeysuckle Creek Tracking Station de la NASA, de ahí pasaría al satélite Geoestacionario INTELSAT III F4, ubicado sobre el Pacífico, para llegar a la estación de Jamesburg en California (EE.UU.) y luego vía terrestre hasta la estación de la NASA en Houston (EE.UU.), desde donde finalmente sería transmitida al mundo.

La hazaña mediática tuvo un costo de 11 millones de dólares y se calcula que participaron unas 1.000 personas en el proceso de producción, que al final logró poner a unos 600 millones de personas delante de sus televisores en la que sigue siendo una de las emisiones mas vistas de la historia.

Los australianos fueron los primeros en recibir la señal y ver los primeros pasos del hombre por el satélite natural de la Tierra, pero no con mucha diferencia, a las 22.56 hora local, Chile logró ser uno de los pocos países del mundo que lo pudo ver conectado a la transmisión original, pese a que eso no estaba en los planes.

Así lo recuerdan en este 50 aniversario desde la entonces estatal Empresa Nacional de Telecomunicaciones (Entel) de Chile, que para contar con la transmisión directa de la señal original y no depender de retransmisiones posteriores tenía que lograr engancharse en algún punto de esa red montada por la NASA, y el satélite INTELSAT III F4 que estaba sobre el Pacífico le ofrecía una oportunidad.

A 100 kilómetros al sur de Santiago de Chile se encontraba -y sigue en activo a día de hoy- la estación satelital Longovilo, construida apenas un año antes por Entel para mantener en funcionamiento continuo las comunicaciones del país ante desastres naturales o cualquier eventualidad, y la única que entonces había en Latinoamérica.

La estación contaba con una antena satelital, “Longovilo 1”, de 30 metros de diámetro, que apuntaba al Atlántico y que estaba destinada a la transmisión y recepción de señales internacionales.

Reorientar la antena hacia el Pacífico implicaba desconectar todo el tráfico internacional telefónico del satélite y dejar al país desconectado durante horas, pero era la única forma de dar cabida y soporte a la transmisión televisiva.

“Háganlo, un hito de esta importancia para la Humanidad no podemos dejar de verlo”, dijo entonces Frei Montalva, según rememoró Entel en un comunicado.

En el lugar, un grupo de ingenieros se esmeró a contrarreloj para redirigir la antena hacia el Pacífico y apuntar a un pequeño espacio entre los cordones de cerros que rodeaban la estación satelital, casi en el horizonte, para visualizar el INTELSAT III F4 y captar la señal y llevar en directo ese histórico momento a los televisores chilenos.

“Sentíamos la responsabilidad, mucho nervios, pero sabíamos que lo podíamos hacer, siempre trabajamos como equipo muy integrado y sabíamos que éramos capaces de hacerlo”, dijo a Efe Andrés Bravari, uno de los ingenieros que trabajó de la estación Longovilo ese día.

Había presión para de no fallara nada y teníamos los nervios en punta”, agregó Bravari, que en aquel entonces contaba con 24 años de edad.

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El ingeniero chileno Andrés Bravari, quien participó en la reorientación de una de las antenas nacionales para captar la señal de la Nasa durante la llegada del hombre a la Luna, habla durante una entrevista con Efe el 17 de julio de 2019, en Santiago de Chile (Chile). EFE/Alberto Valdés

La señal emitida desde la luna fue captada por la estación terrestre de la NASA en Australia y luego fue enviada a California a través del satélite INTELSAT III F4. La distancia era considerable, pero en ese viaje, la antena Longovilo 1 captó la señal.

Bravari recordó que ni siquiera los ingenieros norteamericanos que trabajaron con ellos creían que lo fueran a conseguir y subrayó que el hito de Chile consistió en “lograr tener una señal pura en las mejor condiciones técnicas posibles”.

(Vimos la llegada del hombre a la Luna) unos segundos después de que ocurrieran los hechos, en vivo y en directo. Chile fue uno de los pocos que lo pudieron ver”, agregó el ingeniero.

Con información de EFE