Minuto a Minuto

Nacional Se realiza en CDMX la ‘Marcha del Silencio por la Paz’
La protesta de la 'Generación Z' en México no estuvo marcada por la edad, como ha ocurrido en otras partes del mundo, sino por el llamado a "no olvidar" a las víctimas de la violencia
Internacional Falta de aval de consejero y trabas operativas retrasan el escrutinio especial en Honduras
El CNE aseguró que se encuentra "listo" para iniciar el escrutinio especial y que permanece a la espera de que los partidos completen las acreditaciones pendientes
Nacional Informe del Gabinete de Seguridad federal sobre acciones relevantes (14-12-2025)
El secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, informó de acciones relevantes recientes llevadas a cabo por autoridades de los tres niveles de gobierno
Internacional Chile decide hoy entre dos proyectos opuestos
Las mesas abrieron a las 8:00 h en todo el territorio continental, mientras que el proceso comenzó el sábado con el voto en el exterior en países como Nueva Zelanda y Australia
Internacional Arranca la segunda vuelta electoral en Chile
La única gran polémica de la mañana fue la generada por un mensaje de texto de apoyo a Kast que llegó a los teléfonos de miles de clientes de la empresa local Lipigas

La violencia que azota al país nos es a la vez familiar y desconocida. No nos falta información sobre ella, nos falta compresión. De hecho, la abundancia de noticias violentas dificulta su entendimiento.

Estamos en la situación de saber todo lo que pasa sin entender gran cosa de lo que sucede.

Los medios consignan día con día la violencia, en una rutina ciega que enuncia sin explicar, y que termina mezclándolo todo, haciendo más difícil entender de dónde viene cada cosa.

La repetición mecánica de atrocidades, lejos de informarnos, nos aturde y en muchos sentidos nos anestesia.

De modo que terminamos teniendo ante la violencia una ceguera doble: no podemos explicar sus causas y acabamos cerrando los ojos ante su realidad.

No aguzamos, sino reducimos nuestra inteligencia y adormecemos nuestra sensibilidad.

Son realidades que se muerden la cola: no poder explicar bien el fenómeno de la violencia induce a la anestesia frente a él. La anestesia, a su vez, reduce la urgencia de explicar. La falta de explicación reduce nuestra comprensión de las causas y ésta obstruye la búsqueda de soluciones.

El silencio normal del gobierno alcanza en este asunto proporciones de cementerio, salvo en el aspecto fundamental, hay que decirlo, de las agencias de donde fluye información abundante de cifras y registros, en particular el Inegi y el Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Pero ahí también tenemos una abrumadora cantidad de datos, sin una narrativa ni una explicación.

De la narrativa y la explicación se ha encargado estos años, como dije ayer, un admirable grupo de académicos, expertos, ex funcionarios y periodistas.

Mi impresión en estos días es que tenemos que volver a empezar la tarea de explicar. Las causas fundamentales de la violencia que este grupo desentrañó, siguen ahí, pero agravadas, a veces encubiertas, en muchos casos superadas por nuevos procesos.

A eso apuntan hechos como la aparición del negocio de la ordeña de ductos de Pemex, el famoso huachicol; la crisis múltiple de droga y violencia intracomunitaria de Guerrero o la aterradora captura de sociedades completas para la extorsión y el despojo, como la que hubo en Nayarit bajo el fiscal Édgar Veytia, durante el anterior gobierno de la entidad.

[email protected]