
El papa retomó las audiencias públicas en la Plaza San Pedro. Francisco habló sobre el egoísmo como fuente destructora del legado de Dios
El papa Francisco aseguró este miércoles que por egoísmo y voracidad, el ser humano destruye lo que le rodea. Puso el ejemplo del agua, un elemento fundamental para la vida que es contaminado por explotar los minerales.

Tras el periodo invernal, Francisco retomó sus audiencias públicas semanales en la Plaza de San Pedro del Vaticano y ante miles de personas advirtió que los hombres tienen la tentación de pensar que la creación es una propiedad, una posesión que se puede explotar al propio gusto y de la cual nadie se debe dar cuenta.
“Pero cuando se deja atrapar por el egoísmo, el ser humano termina por arruinar también las cosas más bellas que le han sido confiadas. Y así ha sucedido con la creación. Pensemos en el agua”, explicó.
“Y, por desgracia, la consecuencia de todo esto está dramáticamente bajo nuestros ojos, cada día. El orgullo humano, explotando la creación, destruye. Lo que antes reflejaba el amor de Dios, ahora lleva la marca triste y desolada del orgullo y de la voracidad humana”, siguió.
Empero, el papa instó a no dejarse llevar por la desilusión o el pesimismo, aunque los cristianos tengan que vivir en el mundo sufriendo los signos del mal y el egoísmo.
Más adelante, al finalizar la audiencia pública, el líder católico manifestó una “particular preocupación” por las “dolorosas noticias” que surgen desde la martirizada Sudán del Sur, donde un conflicto fratricida se ha unido a una grave crisis alimentaria que golpea la región del Cuerno de África y que condena a la muerte por hambre a millones de personas.
Ante ello, consideró que es más necesario que nunca el empeño de todos para no quedarse sólo en declaraciones y concretar las ayudas alimentarias, permitiendo que alcancen a las poblaciones que sufren.
“El Señor sostenga a estos nuestros hermanos y a cuantos trabajan para ayudarlos”, estableció.
Redacción