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Entretenimiento Encuentran muertos al director de cine, Rob Reiner y esposa en su casa de LA
El actor, director y productor Rob Reiner fue encontrado muerto este domingo en su casa de Los Ángeles junto a su esposa, Michele Singer
Internacional Identifican a cinco de las víctimas del atentado de Sídney, incluidos dos rabinos
Autoridades confirmaron la identidad de cinco de las 16 víctimas mortales del tiroteo ocurrido durante un festival judío en la playa de Sídney
Internacional “Vienen vientos de la muerte”; Petro tras el triunfo de Kast en Chile
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, advirtió que en América "vienen los vientos de la muerte", tras la victoria de José Antonio Kast en Chile
Nacional Saldo blanco en la marcha de la Generación Z de este domingo
Autoridades de Ciudad de México informaron que la marcha de la Generación Z realizada este domingo concluyó con saldo blanco
Sin Categoría Avión de JetBlue evita colisión con una aeronave militar de EE.UU. cerca de Venezuela
"Casi tuvimos una colisión en el aire", dijo el piloto de JetBlue, de acuerdo con una grabación de su conversación con el control de tráfico aéreo filtrada a los medios

La cobertura periodística y difusión de opiniones sobre las dos grandes historias del otoño, los desaparecidos de Ayotzinapa y la casa de Las Lomas, ha sido exhaustiva. En internet, radio, prensa, incluso televisión. En los medios nacionales y aprovechando los internacionales.

El límite no parece otro que la capacidad de medios, periodistas y autores para conseguir mejor información y hacer mejor análisis. Quien hable de censura, no se ha tomado la molestia de leer, escuchar, ver, cotejar.

Hay, en cambio, desdén o franca omisión ante hechos extraordinariamente escandalosos. Por corrección política o cobardía, los medios han decidido ignorarlos o marginarlos al mero registro.

Referí aquí el lunes la manera en que tres mujeres y nueve hombres fueron amarrados y exhibidos en una manifestación por los 43 desaparecidos en Reforma. Los pasearon como perros con un letrero en el pecho. Hoy es una historia olvidada. Gajes de la protesta, se dirá.

Ayer escuché el testimonio del ex líder del PRD en Guerrero, Carlos Reyes, obligado por activistas a caminar dos horas con el letrero “Somos ratas del PRD”. Me dijo que aceptó la repugnante humillación para no complicar la grave circunstancia.

Testimonio que también pasó de largo. Son demasiados casos ya para no pensar que la mayor parte de los medios se ha refugiado en el “no le echemos más leña a la hoguera”: porque están muy dolidos, muy enojados; porque no nos vayan a amarrar a nosotros; porque no se vaya a pensar que pedimos la represión o avalamos “el crimen de Estado del 26 de septiembre”.

Se llama autocensura. Autocensura que alcahuetea el ultraje.