
Conducir cuando se tiene una emoción fuerte es igual de riesgoso que conducir distraido, y más riesgoso que maquillarse
Una investigación realizada por el Instituto de Transporte de la Universidad Virginia Tech, en Estados Unidos, señaló que hay razones, más allá del exceso de velocidad y el alcohol, que forman parte de las principales causas de accidentes vehiculares, y, entre ellas, figura el mal humor o la tristeza.

El mismo estudio señala que, en sus conclusiones, maquillarse o interactuar con los niños al interior del vehículo resulta menos peligroso de lo que se pensaba. “Hemos sabido durante años que existen factores relacionados con el conductor en un alto porcentaje de los accidentes, pero esta es la primera vez que hemos logrado determinar de forma definitiva la medida en que estos factores contribuyen a los accidentes”, explica Tom Dingus, director del instituto y autor principal del estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

En el trabajo se recogieron los datos de 905 accidentes que produjeron lesiones o daños de gravedad. Al considerar los factores relacionados con el conductor, en el 90 por ciento de los siniestros están incluidos factores como la fatiga, errores al conducir y la distracción.
“Las principales causas de siniestralidad con resultado de muerte son la velocidad, conducir bajo los efectos del alcohol y, tercero, las distracciones, como el uso de teléfonos inteligentes”, precisó por su parte Alberto Escobar, gerente de Asuntos Públicos y especialista en seguridad vial del Automóvil Club de Chile.

El gran problema, dice Escobar, es que la gente le asigna muy baja peligrosidad a actividades como hablar, leer o escribir en un teléfono móvil o usar la pantalla táctil de un dispositivo del vehículo, por ejemplo. Estas son acciones que requieren que los conductores retiren la vista del camino, aumentan el riesgo de accidente, ya que la persona no es capaz de reconocer y responder a los peligros que se puedan presentar en la vía.
Por su parte, maquillarse, afeitarse o discutir frente al volante, catalogados en el estudio como “distractores culturales”, son actividades cuyo riesgo de un accidente se incrementa cuando se conduce enfadado, triste, llorando o emocionalmente alterado.
“Si tu mente está puesta en los problemas de la casa o la oficina, se pierde concentración. De igual manera que si distraigo los sentidos del manejo defensivo, eso aumenta la probabilidad de un accidente y la gravedad de sus consecuencias”, precisa Julio Franzani, gerente de Seguridad y Salud en el Trabajo de la Mutual de Seguridad CChC.

Dingus planteó en su estudio mostrar “que si no se toma ninguna medida para limitar el número de actividades de distracción en un vehículo, los que representan la nueva generación de conductores seguirán estando en mayor riesgo de accidente”.
El estudio además indica algo que debe tomarse en cuenta, principalmente en gente que lleva tiempo conduciendo un vehículo: a diferencia de los conductores experimentados, durante los primeros seis meses de conducción los jóvenes principiantes mantienen el 100 por ciento de su atención en el vehículo.
Sin embargo, a partir del séptimo mes, se confían y son más propensos a distracciones de alto riesgo, como chatear o comer en el auto, según un estudio de Virginia Tech.
Con información de ABC News