El concepto está entresacado. La referencia es más amplia en la que Proust señala cómo el arte es un elemento que permite observar el universo a través de los ojos de otros, de cientos o miles de otros…
Mirar con otros ojos
“El único viaje auténtico, el único baño de eterna juventud, no sería encaminarnos hacia paisajes nuevos, sino tener otros ojos…” : Marcel Proust.
Gustavo Pomar es un artista de la fotografía desde hace ya varias décadas. Argentino de Santa Fe hace una gran dupla con Elsa, su esposa, una mujer argentina también, de raíces alemanas, maestra y diseñadora gráfica profesional.
Llegué a ellos en esa búsqueda de perfeccionar mis habilidades fotográficas, especialmente en el campo del uso de flashes en el que no me había adentrado por mi gusto a usar la luz natural como fuente principal, aún en situaciones de baja luz y nocturnas.
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Encontré a Gustavo en un viaje por tutoriales en YouTube hasta que me topé con su forma sencilla y contundente de compartir sus conocimientos, pero en especial me atrajo su estilo fotográfico donde las luces y sombras tienen un manejo magistral, pictórico.
No tardé mucho tiempo en buscar dónde impartía talleres y así llegué al Club de Fotografía de Puebla -ciudad que cala en mi vida, por mis hijas y lo ahí vivido y aprendido.
Fueron dos talleres intensivos en los que Gustavo y Elsa no repararon en ilustrar no sólo sobre técnicas fotográficas sino los elementos que conforman la visión para un trabajo que pueda trascender hacia lo artístico. Ahí voy en los aprendizajes. Hoy sigo en su mentoría.
Pero lo que más he aprendido es a nutrir mi visión perceptual, no sólo para efectos de la fotografía, sino para la vida cotidiana.
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Hay que ampliar el “umbral de las percepciones”, sostiene Gustavo Pomar. Y ese punto es -quizás- uno de los mejores aprendizajes de este año que concluye.
El campo de las percepciones -ese tema que estudió y fortaleció Aristóteles y cientos de investigadores- ha sido central en mi desarrollo profesional, sobre todo para conocer y anticipar la conducta humana, en especial en situaciones críticas. La psicología es mi tercera carrera, la segunda formal. La primera es Derecho y la no formal, pero en la que más me he desarrollado: la Comunicación; las tres muy interrelacionadas.
Ampliar el “umbral de las percepciones” es probablemente muy técnico. Coloquialmente es tratar de ver la vida desde otra perspectiva: donde hay un problema, una solución; donde hay un obstáculo, una salida; donde hay un desamor, hay un amor -no necesariamente hacia una persona; donde hay una añoranza o decepción, una esperanza… y así… es un cambio perceptual en el que hay que trabajar día a día.
Y menciono y agradezco a Gustavo Pomar porque él me llevó a una referencia de Marcel Proust, en su obra “En Busca del Tiempo Perdido”:
“El único viaje auténtico, el único baño de eterna juventud, no sería encaminarnos hacia paisajes nuevos, sino tener otros ojos…”
El concepto está entresacado. La referencia es más amplia en la que Proust señala cómo el arte es un elemento que permite observar el universo a través de los ojos de otros, de cientos o miles de otros…
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Pero lo que obtengo de esa referencia es que, al paso de los años, observar con otros ojos los mismos hechos, circunstancias o la vida cotidiana personal es lo que nos renueva. Es ampliar el umbral de percepciones; dar un giro. Esa sería la juventud eterna, más allá de los contextos exógenos, por más complicados que sean.
En este 2026 deseo a todos no sólo lo mejor, sino que ensanchen ese umbral de percepciones donde seguro -como me ha estado ocurriendo- encontraran muchas cosas que -por lo vertiginoso de la vida personal- se dejan a un lado, quedan como obvias y hasta ocultas.
Hallarán, sin duda una enorme satisfacción de cara a lo que venga en compañía de su familia.
Enhorabuena, ¡lo mejor para este 2026!
