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Abusaré de la hospitalidad de esta columna para hablar un tiempo no de política, sino de historia política.

Y ni siquiera de historia política como tal, sino de su hermana lenta, la costumbre política, esa veta vieja de creencias que cambia poco bajo el vértigo de los cambios históricos propiamente dichos, pero que vuelve una y otra vez, con distintos ropajes, a probar el aforismo de Platón según el cual “las leyes están escritas en arena, las costumbres en granito”.

Este es el epígrafe que puse a mi libro Nocturno de la democracia mexicana, cuya primera parte dediqué a tratar de los hilos de la costumbre política, los ríos profundos que reconocen su cauce cada vez que hay grandes cambios en la superficie, y nos recuerdan que los cambios no son tan grandes ni tan nuevos como parecen serlo en su dramática actualidad.

La elección del 2 de junio es uno de esos hechos grandes de la historia política, hechos que parecen inaugurar un nuevo mundo, que en cierto modo lo inauguran, pero bajo cuyas novedades pueden verse los ropajes de otros tiempos, los cauces de agua viejos tallados en el granito de nuestras costumbres.

Citaré libremente pasajes del libro referido, tratando cada vez de traerlo al presente, como una forma de leer hacia atrás y hacia adelante lo que nos sucede en estos días.

Empiezo por una confesión de parte:

Creo que México será algún día un país moderno: próspero, democrático y equitativo. Pero no lo será pronto, ni por aciertos de mi generación.

Mi generación, la nacida en los años cuarenta del siglo pasado, debutó muy temprano en la historia. Su salida al mundo, con el movimiento estudiantil de 1968, fue una fiesta de libertad que terminó en una tragedia, la matanza del 2 de octubre en Tlatelolco.

Diría que, desde aquel momento fundador, un tanto sobreactuado, hemos soñado de más y conseguido de menos como generación. Desde 1968, México ha ensayado todas las fórmulas probadas para dejar atrás el subdesarrollo, como se decía en mis tiempos, pero las ha vuelto insustanciales, cuando no catastróficas, de resultados contrarios al buscado.

Nada nuevo hay en esto en el libro de granito de nuestra historia política. Pero vale revisar con detalle algunas de sus inscripciones.

(Mañana: Oportunidades perdidas 1970-2024).