Minuto a Minuto

Entretenimiento Encuentran muertos al director de cine, Rob Reiner y esposa en su casa de LA
El actor, director y productor Rob Reiner fue encontrado muerto este domingo en su casa de Los Ángeles junto a su esposa, Michele Singer
Internacional Identifican a cinco de las víctimas del atentado de Sídney, incluidos dos rabinos
Autoridades confirmaron la identidad de cinco de las 16 víctimas mortales del tiroteo ocurrido durante un festival judío en la playa de Sídney
Internacional “Vienen vientos de la muerte”; Petro tras el triunfo de Kast en Chile
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, advirtió que en América "vienen los vientos de la muerte", tras la victoria de José Antonio Kast en Chile
Nacional Saldo blanco en la marcha de la Generación Z de este domingo
Autoridades de Ciudad de México informaron que la marcha de la Generación Z realizada este domingo concluyó con saldo blanco
Sin Categoría Avión de JetBlue evita colisión con una aeronave militar de EE.UU. cerca de Venezuela
"Casi tuvimos una colisión en el aire", dijo el piloto de JetBlue, de acuerdo con una grabación de su conversación con el control de tráfico aéreo filtrada a los medios

“Estamos en un horizonte donde se aprecian las luces de un amanecer: estamos saliendo de la noche, está amaneciendo en esta tierra, es tiempo de su resurrección, es tiempo de un nuevo despertar, de un nuevo mundo, de una nueva patria”. Cada vez que alguien saca este tipo de metáforas a pasear, hay que llevarse una mano al bolsillo, y salir corriendo.

Héctor Aguilar Camín escribió sobre Hugo Chávez este párrafo hace mucho (10 enero; 2007), pero es tan actual, que también hoy puede provocar llevarse la mano al bolsillo y salir corriendo.

Después de leer su más reciente novela, Plagio (Random House, 2020), más que reseñar sobre la pequeña obra maestra que escribió Héctor, mejor es tomar la palabra al narrador:

Bien mirado, los autores no son sino mezclas de autores, plagiarios tímidos o inconscientes de lo que han leído y se ha quedado impreso en ellos, a veces sin que se den muy bien cuenta de esas huellas.

Copio entonces aquella columna de @aguilarcamin, aquel presagio:

La providencia ha sido muy estricta con los venezolanos: les ha enviado un redentor de ideas cortas y poderes largos, del que será imposible deshacerse sin que medie una tragedia o un fracaso nacional de proporciones históricas. Chávez ha exhumado las estatizaciones como utensilio de la grandeza de su nación y la felicidad de su pueblo. “Que se recupere la propiedad sobre los medios estratégicos de producción”, gritó, frente a una delirante y unánime asamblea. “¡Todo aquello que fue privatizado, nacionalícese!”. Ha de instaurarse así el reino de la burocracia del Estado en nombre de la justicia social. Los ciudadanos de la inminente República Socialista de Venezuela irán dejando de serlo para volverse clientes cautivos que otorgan sumisión y complicidad a cambio de los bienes que les da la burocracia en su reino de escasez, ineficacia y corrupción. Por encima de todo brillará, redentora y obligatoria, la luz de la dictadura carismática. No le faltan a Chávez talento ni astucia. Los ha puesto al servicio de una estupidez. Ha construido un poder dictatorial con métodos democráticos. Ha usado la democracia para destruir la democracia. Todo lo anterior sería digno de reflexión y lamento, si no lo opacara, en su infinita trivialidad, la cursilería del redentor, que une a su astucia de hierro una lírica traída del burdel retórico de las metáforas patrias. Augura Chávez: “Estamos en un horizonte donde se aprecian las luces de un amanecer: estamos saliendo de la noche, está amaneciendo en esta tierra, es tiempo de su resurrección, es tiempo de un nuevo despertar, de un nuevo mundo, de una nueva patria”. Cada vez que alguien saca este tipo de metáforas a pasear, hay que llevarse una mano al bolsillo, y salir corriendo.