Una de las rivalidades más nuevas del futbol mexicano es la de los Pumas contra el América, la cual tiene muy buenas razones para existir
Una de las rivalidades más nuevas –e intensas- del futbol mexicano es la de los Pumas contra el América, la cual tiene muy buenas razones para existir.
Sin embargo, parece que el América-Pumas es más esperado por la afición universitaria que por la azulcrema, y esto se debe a que tienen más razones para considerar a las Águilas como el más odiado rival. Hagamos un poco de memoria.
Los clásicos
Desde finales de los 50, cuando el América fue adquirido por Emilio Azcárraga Milmo, se buscó crear una rivalidad para hacer que la liga fuera más espectacular y atractiva para la televisión, la cual veía sus primeros años en México.
Así, el elegido fue el Guadalajara, que vivía su mejor época y su popularidad podía contrastar perfectamente con la imagen que los nuevos dueños querían transmitir del América (una especie de enfrentamiento entre ricos y pobres); además, el “pique” existente entre los habitantes de la capital de Jalisco y la Ciudad de México tampoco se podía desaprovechar.
De esa manera, el América-Guadalajara se convirtió en el Clásico de Clásicos del futbol mexicano.
Otra de las más importantes rivalidades del América, la de Cruz Azul, nació de forma más natural, cuando en los 70, ‘la Máquina’ sorprendía en el futbol mexicano obteniendo importantes triunfos y títulos.
Uno de esos triunfos relevantes de los Cementeros se materializó contra el América durante la final de la temporada 1971-72, cuando el Cruz Azul se impuso a los de Coapa con un contundente marcador de 4-1.
Esa es la fecha de nacimiento del llamado “Clásico Joven” del futbol mexicano.
Los Pumas
A finales de los 70 e inicios de los 80, uno de los equipos que más destacaban en el futbol mexicano fue el de Pumas de la UNAM, el cual había obtenido dos títulos (1976-77 y 1980-81) y perdido dos finales (1977-78 y 1978-79).
Su relevancia era tal que inclusive fue la base de la Selección Nacional en 1986, aportando figuras que habían salido de sus filas, como Hugo Sánchez, Manuel Negrete o Miguel España.
La final del tercer partido
La final de la temporada 1984-85 se jugaría entre América y Pumas, la cual, debido a un experimento del reglamento que se hizo en esa temporada, se fue a un tercer partido de desempate, el cual debía jugarse en una cancha neutral, y la elegida fue la del recién inaugurado estadio Corregidora, en Querétaro.
Previamente, en el Estadio Azteca, habían empatado a uno; y en el de vuelta, disputado en Ciudad Universitaria (que se jugó con un sobrecupo en el estadio que provocó varios muertos), terminaron empatados a cero.
El tercer juego, realizado la noche del 28 de mayo de 1985, se transmitió simultáneamente por las dos televisoras que existían en ese entonces (Televisa y la estatal Imevisión) para que sirviera como “ensayo” de las transmisiones de de la Copa del Mundo que se llevaría a cabo el año siguiente.
El América ganó ese partido 3-1, con dos goles de Daniel Brailovsky y uno más de Carlos Hermosillo, mientras que por los Pumas anotó Ricardo “Tuca” Ferretti.
El árbitro
Pero ese juego es recordado porque al menos dos de los goles de las Águilas cayeron después de varias decisiones arbitrales dudosas, además de una mano en el área a favor de los de la UNAM que el árbitro Joaquín Urrea no marcó.
Esto provocó muchas horas de discusión, especialmente en la televisión, donde el cronista José Ramón Fernández, de Imevisión (que en ese entonces transmitía los juegos de los Pumas), ayudó a alimentar la polémica exaltando el antiamericanismo de gran parte de la afición.
Así, en esa final, nació la rivalidad entre Pumas y América… pero después fue alimentada todavía más.
El portero
Durante la final de la temporada 1987-88, que también fue disputada entre las Águilas y los universitarios, el portero puma, Adolfo Ríos, cometió dos inexplicables errores que le costaron el título a los de la UNAM.
El enojo por ese partido, que el América terminó ganando 4-1, creció cuando Ríos se convirtió en el portero americanista un par de años después, equipo en donde tuvo grandes actuaciones y fue bien recibido por la afición.
El Tuca
Pero la venganza Puma llegó en la final 1990-91, cuando el partido de ida, disputado en el Estadio Azteca, había terminado 3-2 a favor del América.
En la vuelta, disputada la tarde del sábado 22 de junio de 1991, se registró uno de los goles más recordados en la historia del futbol mexicano, el cual se materializó tras un tiro libre cobrado potentemente por Ricardo “Tuca” Ferreti y que algunos recuerdan como “el Tucazo”.
Ese 1-0 era suficiente para los Pumas se alzaran con el título esa temporada.
En estos tres encuentros, cuyo saldo todavía está a favor del América, fue en donde surgió la actual rivalidad entre las Águilas y los Pumas.
Por Carlos Tomasini (@carlostomasini)