López Obrador metió a la 4T en esa aventura: unió a México con gobiernos antiestadounidenses, desde Rusia, China y Venezuela hasta Cuba e Irán, pasando por Belarús, Nicaragua, Siria y Corea del Norte. Hoy, aquellas alianzas son peso muerto para Sheinbaum
Con la derrota de la izquierda en Honduras, la 4T malgastó decenas de millones de dólares metidos al populismo del matrimonio Manuel Zelaya-Xiomara Castro, para mantenerlo en el poder, con la exportación de las becas del gobierno mexicano.
Ganó el candidato de Donald Trump, Tito Asfura, y perdió la candidata de Sheimbaum, Rixi Moncada.
Por eso, lo que más perdió la 4T fue capital político de la presidenta Sheinbaum, quien se arriesgó a recibir a la presidenta Xiomara Castro, a cinco días de los comicios: no sólo la recibió, la tuvo aquí durante tres días.
Sheinbaum pasó por encima de muchas consideraciones políticas para realizar una jugada política con aristas de parcialidad tan visibles. Sobre todo, siendo Sheinbaum una presidenta que se queja del intervencionismo un día sí, y otro también.
La razón del arrojo de Sheinbaum fue que, el Eje La Habana-México-Caracas, se jugaba la última carta en Honduras, en medio de la colosal caída electoral de los gobiernos castrochavistas en las elecciones más recientes de la región.
El viernes pasado, también perdió la presidencia en la isla de San Vicente y las Granadinas Ralph Gonsalves, uno de los más viejos lideres castrochavistas de la región, tras 25 años en el poder, al que llegó con el apoyo de los petrodólares de Hugo Chávez.
La caída de Honduras deja a México casi en solitario en el bloque populista de la izquierda continental que todavía acepta realizar elecciones libres: ahora, sólo la Colombia del exguerrillero comunista Gustavo Petro, acompaña a México en este perfil.
La campaña de la candidata populista Rixi Moncada en Honduras usó electoralmente los convenios bilaterales con México, mediante los cuales la 4T pagó 180 dólares mensuales a 20 mil jóvenes agrupados en el programa Jóvenes Construyendo el Futuro.
Otros apoyos monetarios que le dio México a la presidenta Xiomara Castro fueron del programa Sembrando Vida, para plantar árboles, que proporcionaba una beca mensual a familias campesinas.
Pero el mensaje del revés en Honduras es más profundo para el gobierno mexicano: el régimen de diseño institucional chavista e ideología castrista que ensambla aquí desde 2018, fracasó totalmente en el continente. El castrochavismo ya es un animal muerto.
La 4T se queda sola con un cadáver ideológico bajo la cama, porque se hundió el nuevo orden mundial que intentó formarse en el 2000 con los petrodólares de Chávez y la tutela ideológica de Fidel Castro, para
plantarle cara a Estados Unidos.
López Obrador metió a la 4T en esa aventura: unió a México con gobiernos antiestadounidenses, desde Rusia, China y Venezuela hasta Cuba e Irán, pasando por Belarús, Nicaragua, Siria y Corea del Norte. Hoy, aquellas alianzas son peso muerto para Sheinbaum.
Y falta el desenlace de Venezuela.
