
Hip Hop por la Paz reunió a jóvenes de todo el país en una final nacional que convirtió la música en inclusión y esperanza
La Ciudad de México recibió este sábado a los finalistas del concurso nacional Hip Hop por la Paz, una iniciativa coordinada por Red VIRAL y el colectivo Bendito Estilo, en colaboración con la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, UNODC, CONASAMA y el Órgano de Prevención y Reinserción Social.
El proyecto, que combina arte, prevención y reinserción social, reunió en el Centro Cultural Roberto Cantoral a los 12 grupos comunitarios seleccionados entre cientos de propuestas del país.
A la final llegaron jóvenes de San Luis Potosí, Guerrero, Ciudad Juárez, Coahuila, Baja California Sur, Estado de México y otras entidades que participaron en un proceso nacional que comenzó hace meses y que cerró con un concierto que hizo vibrar a más de quinientos asistentes. Los proyectos finalistas fueron elegidos tras una selección rigurosa que evaluó talento, mensaje, técnica y originalidad.

El evento contó además con la presencia de autoridades penitenciarias de múltiples estados, reflejando el interés nacional en fortalecer políticas de reinserción desde el arte y la cultura. Asistieron representantes de los sistemas penitenciarios de la Ciudad de México, Nayarit, Sonora, Morelos, Estado de México, Puebla, San Luis Potosí, Michoacán y Campeche, entre otros, quienes destacaron la importancia de abrir espacios de expresión dentro y fuera de los centros de reinserción.
La coordinadora de Red VIRAL, Eunice Rendón, destacó que el concurso responde a un momento especialmente retador para las juventudes. Mientras muchos buscan hablarles a las y los jóvenes de la generación Z, nosotros preferimos escucharlos: escucharlos a través de su música, su talento, sus líricas y sus beats. Hip Hop por la Paz es justamente eso: un espacio donde pueden nombrar lo que viven, lo que sueñan y lo que quieren transformar.
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Rendón subrayó que en tiempos donde se critica la música que hace apología del delito, desde Hip Hop por la Paz preferimos convocar a las juventudes a demostrar que hay talento y que se puede hacer música a favor de la construcción de paz. Según explicó, el proyecto busca abrir rutas distintas, donde el arte urbano sea una plataforma para transformar realidades, no para reproducirlas.
Además de la categoría comunitaria, Hip Hop por la Paz impulsó una categoría penitenciaria de alcance nacional. En ella participaron 624 mujeres y hombres privados de la libertad, quienes enviaron 204 canciones desde 25 estados del país, convirtiéndose en uno de los ejercicios de expresión artística más amplos realizados dentro de los centros de reinserción en México. Para Rendón, la vertiente penitenciaria refleja el corazón del proyecto: un trabajo en equipo, profundamente humano y lleno de emociones compartidas que demuestra que la música también puede sanar, incluir y reconstruir.
En la contienda comunitaria, los ganadores fueron el grupo de Guerrero en primer lugar; San Luis Potosí en segundo, y Estado de México en tercer lugar. Todos ellos integrados por mujeres y hombres jóvenes, con raperos, vocalistas y bailarines que combinaron beats, líricas y coreografías para narrar sus realidades y esperanzas.
Los finalistas compartieron en el escenario historias de vida que resonaron con el público. Desde Ciudad Juárez, un grupo narró que el hip hop fue su refugio frente a la violencia cotidiana. “No teníamos nada más que nuestras voces. Este concurso nos hizo sentir que por fin alguien volteó a vernos”, expresó uno de los integrantes al recibir su reconocimiento.

Nunca habíamos pisado un escenario así. Venimos de colonias donde casi siempre solo se cuentan las malas historias. Hoy mostramos que también hay talento, disciplina y sueños”, compartió una de las jóvenes del colectivo de San Luis Potosí.
La emoción también llegó desde el puerto michoacano de Lázaro Cárdenas, representado en la final con un proyecto respaldado por empresarias y liderazgos comunitarios. Su mensaje se centró en resistencia y esperanza.
Muchos crecimos viendo cómo el miedo se volvía parte del día a día, pero escribir rap nos abrió una puerta. Nos ayudó a no rendirnos”, dijo uno de los artistas.

El concierto final cerró con un llamado a consolidar Hip Hop por la Paz como un movimiento que acompañe, escuche e incluya. Para 2026 se prevé ampliar la presencia del proyecto en barrios y centros penitenciarios y llevar conciertos y talleres a distintos estados del país.
Con beats, palabras y corazones vibrando, la final de Hip Hop por la Paz dejó claro que la música no solo cuenta historias: también abre caminos.
