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En los últimos días he querido poner la atención en los eslabones precisos que propone desaparecer la nueva ley electoral y en sus consecuencias concretas.

La desaparición de los encargados de atender los Módulos de Atención Ciudadana del INE, a lo que me referí anteayer, puede dar al traste con la credencial de elector que usamos diariamente.

La desaparición de los asistentes electorales a pie de urna de que hablé ayer, los famosos Capacitadores Asistentes Electorales (CAES), puede hacer imposible para miles de funcionarios de casillas llenar las enredadas actas en las que deben verter los votos recogidos en cada casilla.

La nueva ley impide también otra función fundamental de los CAES: ayudar a los presidentes de casilla a llevar los paquetes electorales a las sedes del INE, donde se verifican los cómputos legales distritales.

Es una función clave. En la elección de 2021, 55% de los paquetes fueron llevados a las oficinas del INE por los CAES, no por los presidentes de casilla.

Yo fui uno de esos presidentes de casilla que al terminar el cómputo en la madrugada, no tenía cabeza ni energía para llevar los paquetes a la sede correspondiente del INE. Los llevaron los CAES.

Sin la coadyuvancia de los CAES, muchas casillas no podrán llenar las actas con los votos ni llevarán los paquetes al lugar donde deben ser legalmente sumados.

Habrá infinidad de paquetes electorales fuera de control, en una noche electoral dejada en esto al azar del como salga y el como puedan.

Hay un tercer tipo de funcionarios claves que la nueva ley propone desaparecer. Son los 300 Jefes de Oficina de Seguimiento y Análisis (la famosa JOSA), responsables de la actualización permanente del padrón electoral.

El padrón es el instrumento que permite saber cuántos ciudadanos tienen derecho a votar, quiénes son y dónde viven.

Si el padrón no se actualiza permanentemente, no puede saberse la cartografía electoral, es decir, no puede saberse cuántas casillas hay que instalar y dónde.

Sin padrón confiable no hay elección confiable. De un buen padrón depende todo el demás trabajo organizativo y logístico del INE. 

La nueva ley electoral pone en riesgo el conteo de los votos y el padrón electoral.