Elecciones 2024
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Hace tres años, con la derrota presidencial a cuestas y confinado al tercer lugar como fuerza electoral, el PRI volvería a convertirse en oposición. Alejandro Moreno estaba a la mitad de su sexenio en Campeche y con 43 años cumplidos debía resolver sobre su futuro en la política: quedarse al frente de la gubernatura y dejar que el partido se desmoronar… o rescatar al tricolor.

En el 2019, el priismo cumpliría 90 años, acumulaba deudas por 540 millones de pesos y casi 200 millones más de multas impuestas por las autoridades electorales. Aun así, el político campechano tomó las riendas de la organización sin endurecer el discurso. Esa postura dialoguista le valió el mote de Amlito, aunque fue un periodo breve. Las acciones legales contra altos funcionarios del peñismo, por la Estafa Maestra y el caso Odebrecht no dejaban espacio a dudas.

A la mitad de su mandato como presidente del CEN del PRI, Moreno Cárdenas hace cuentas: con 2.7 millones de afiliados y sumado al “bloque de contención”, en dos meses llevará 70 diputados federales a San Lázaro —incluido una decena de integrantes de la directiva, Alito entre ellos— y comenzará la entrega de las ocho gubernaturas que perdieron el pasado 1 de junio.

“Soy político, no mago”, decía un mes antes de su primera cita ante las urnas, como dirigente partidista. Entonces tenía la meta era alcanzar 18% de la votación nacional, pero sobre todo, impedir que Morena tuviera el control absoluto de los órganos legislativos.

Seguro de que se mantendrá al frente del partido hasta que concluya su periodo (o se postule como candidato presidencial) Alito no hablaba entonces de una reforma para el partido. Más bien apelaba al orgullo de pertenecer al integrante más longevo del sistema partidista. Si un millón de militantes asumían las tareas de promoción del voto —imaginaba— la maquinaria tricolor sería imparable.

La renovación del PRI, en su concepción, pasaba necesariamente por una revalorización de la marca. Otras instituciones —IKEA, Starbucks— lograron reposicionarse a partir de una modernización de su identidad gráfica.

Y por eso, entre los aplicativos de la campaña 2021 encargó la confección de gorras, chamarras, camisas y tenis (tipo Converse) con un nuevo logotipo para el partido: el escudo redondo daba paso a un rectángulo ondeante. La sigla partidista, en negro, con una nueva tipografía. Los primeros kits de esos materiales circularon entre los integrantes del CEN y de acuerdo con el plan de Alito, serían socializados con los operadores electorales.

La plataforma por la refundación del PRI, encabezada por Fernando Lerdo de Tejada, tiene otros planes: quiere una asamblea nacional extraordinaria para dentro de cuatro meses, convocada por una comisión independiente, y la elección de una nueva directiva.

Efectos secundarios
NEBULOSOS. A un mes de la propuesta presidencial para llevar —a través de una empresa estatal— gas LP a las colonias más pobres del país, prevalece una cerrazón generalizada. En el gobierno federal ubican a un bloque de empresarios bajacalifornianos como los principales opositores de Gas Bienestar. ¿Sus iniciales? Los mandamases de Gas Tomsa, Gas Silza, Zeta Gas y Baja Gas&Oil, quienes además buscarían controlar a la COFECE. El excomisionado ese órgano, Miguel Flores Bernés, asesora a la familia Zaragoza.

TRANSPARENCIA. Hasta nuevo aviso, el director de la Financiera Nacional de Desarrollo, Baldemar Hernández Márquez, suspenderá actividades públicas luego de que diera positivo a la prueba del Covid 19 ayer y presentara “síntomas menores”. El funcionario pidió a sus subalternos cuidarse y aplicar en todo momento las medidas sanitarias en sus domicilios y centros de trabajo, pues es claro que las nuevas cepas ponen en riesgo la salud de la población.