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Difícil pensar que el tsunami económico que arrasa los ingresos de 12 millones de mexicanos no traerá consigo un tsunami social. La pregunta es si el tsunami social no traerá consigo también un tsunami de crimen por escasez, por desesperación, por hambre.

Lantia Consultores ha tratado de analizar esta posibilidad, y de verla en su expresión territorial, estado por estado. Su análisis combina cuatro variables:

1. Número de hombres jóvenes, de entre 20 y 35 años, porque son, comprobadamente, los más propensos a participar en actividades delictivas.

2. Número de migrantes, de gente nacida fuera del lugar donde vive, que no tiene redes de protección familiar ahí y se siente menos comprometida con la comunidad, menos “vista” por ella.

3. Alteración en los niveles de empleo, variable fundamental porque indica quiénes quedan expuestos, sin ingreso ni protección social, a la escasez, la privación, el hambre.

4. Frecuencia o “naturalidad” del crimen previo a las nuevas condiciones de privación y escasez.

Con estos cuatro indicadores, Lantia construyó un semáforo asignando a cada variable un punto si la situación local está en rojo, medio punto si está en amarillo, cero puntos si está en verde. Su conclusión es que el tsunami criminal por empobrecimiento no existe todavía, pero que las regiones más proclives a ello son:

Con 3.5, del “más alto riesgo”: Edomex, Baja California, Quintana Roo, y Nuevo León. Con 3.0, de “alto riesgo”: Ciudad de México, Morelos, Querétaro, Oaxaca y Michoacán.

Esto por estados. Por regiones, las de mayor riesgo serían el Sureste (Campeche, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán) y el Noroeste (Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Durango, Sonora y Sinaloa).

Bien visto, en el análisis de Lantia, muy pocas partes del país escapan al riesgo de un crecimiento de los delitos por privación social. Los que no corren riesgo como estados, corren riego como ciudades, o como regiones. El mayor riesgo de un tsunami de violencia social coincide bastante con las ciudades, estados y regiones donde el crimen organizado ha sentado sus reales.

Importa destacar que el tsunami del crimen social no está presente aún en los registros de Lantia, bajo la forma de robos por hambre o delitos de escasez.