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“La pandemia solo vino a precipitar, en medio de un tremendo agotamiento, el derrumbe del modelo neoliberal en el mundo

(López Obrador: “La nueva política económica en los tiempos del coronavirus”)

En la visión del presidente López Obrador su utopía de la república pobrista trae el viento de la historia a favor. La pandemia y su secuela se están está llevando del mundo la riqueza neoliberal que estorba, la fabrica neoliberal de injusticia, desigualdad y corrupción.

La historia misma está dejando el turno de la era neoliberal a la Cuarta Transformación de la república pobrista, esa que no necesita “bienes, riquezas, títulos, fama, lujos”, esa que no necesita sino un pequeño subsidio en efectivo, para alcanzar lo que realmente hace falta, que es la tranquilidad del espíritu.

A esta república de armonía y austeridad franciscanas la crisis que empieza le viene como anillo al dedo.

La pandemia y la crisis económica destruyen en el mundo lo que el gobierno mexicano, adelantado a la historia, empezó hace año y medio a destruir en el país: la inversión neoliberal, el empleo neoliberal, la legalidad neoliberal, la democracia neoliberal.

Es decir, que la historia está destruyendo en todas partes lo que el gobierno de por sí quería destruir aquí.

Le está ahorrando el trabajo y va a dejarle el campo arado, más libre de ambiciosos vulgares, de codiciosos materiales, de clases medias ansiosas de bienes y consumo, de empresarios ávidos de ganancias inmoderadas.

La crisis dejará un país más rico en pobres subsidiables y gobernables. Nos acercará en su tranco purificador al ideal de una ciudadanía que nada quiere sino los zapatos que ya tiene, la ropa que ya tiene, el modesto coche que ya tiene.

En palabras del Presidente: “Ya tenemos zapatos, para qué más; si ya se tiene la ropa indispensable, solo eso; si se puede tener un vehículo modesto para el traslado, por qué el lujo. Claro, somos libres, pero ya no es el tiempo en que como te veían te trataban, ahora es al revés” (mañanera del 12 de mayo).

Ahora son los tiempos de la república pobrista, la república de la pobreza feliz, orgullosa de sí, felizmente gobernable.