
Eric Lafforgue reveló inéditas imágenes de su visita a Corea del Norte, país en el que ya tiene prohibido regresar
Un viajero ha conseguido lo que pocas personas personas occidentales: aventurarse en Corea del Norte y conseguir sorprendentes imágenes.



Utilizando un servicio similar a Airbnb, Eric Lafforgue se hospedó en una casa de la aldea pesquera de Jung Pyong Ri en la provincia de Hamgyong del Norte.



Lafforgue, quien tiene prohibido regresar a Corea del Norte, publicó inéditas fotografías de su estadía, durante la cual tuvo que dormir en el suelo, comer “alimentos no identificables” y recorrer largas distancias en camión.



El viajero de 52 años narra cómo conoció playas de arena blanca que “no existen en ningún mapa”, mientras visitaba las aldeas cercanas, en las que las casas estaban decoradas con retratos de los “Queridos Líderes” del país.



También cuenta que la energía era cortada a las 21:00 h, que dormía junto a un congelador lleno de pescados crudos y que sufrió una descarga eléctrica mientras le enseñaban cómo calentar el agua de la regadera.


Asimismo, recuerda que una vez le pidieron misteriosamente que regresara a la casa en mitad de la tarde. Desde su cuarto, vio pasar animales desnutridos y mujeres trasladando pesadas cargas.


Respecto a la cena, detalla que esta comenzaba con pato, pero que “no tuve mucha suerte identificando el resto de la comida, pero mi guía y el conductor apreciaron mucho el ‘festín'”.


Luego de la cena, la cual “mi anfitrión se siente obligado a decirme que no es una comida ordinaria”, Lafforgue y sus acompañantes se sentaban frente a la televisión, donde transmiten la versión norcoreana de “La Voz” y el “Himno del Trabajador Internacional”.


De la habitación, el turista destaca que sentía cómo llegaba calor desde el suelo, gracias a un sistema de calefacción utilizado por los locales, en el cual es imposible monitorear la temperatura, ya que no cuenta con termostato. “Primero siento su efecto cómodo, y luego solo espero que el calor se apague”, recuerda.


Narra que “a las 6 de la mañana alguien entra a mi habitación sin avisar”, es el jefe de la casa con una cubeta de agua para bañarse, luego de lo cual le enseña a calentarla sin recibir más descargas con un antiguo calentador eléctrico.


La vida en la remota aldea pesquera, que permaneció separada del país hasta hace unos 20 años, “es muy difícil en invierno y a veces la comida escasea”, explica Lafforgue, detallando cómo desde su camión fue testigo de la pobreza que viven sus habitantes.


“Mi guía me informó que la mayoría de los turistas no se aventuran tan lejos dentro del país, y que yo podría ser el primer europeo en visitar esta área”, afirmó.


Finalmente, Lafforgue describió la hospitalidad de sus anfitriones, los cuales fueron “amables y cálidos”, rechazaron “amable, pero firmemente” la propina que les ofreció y le pidieron que regresara.


“Es una promesa que no podré cumplir. Desde ese último adiós, tengo prohibido ingresar a Corea del Norte”.


Con información de Daily Mail