Hombre que tocaba la gaita murió tras inhalar hongos que crecieron en su instrumento de viento. Médicos tardaron 7 años en encontrarlo
En abril del 2016, un hombre de 61 años de edad llegó a una clínica de enfermedades respiratorias en Manchester (Inglaterra), quien reportó que había pasado los últimos siete años con dificultades para respirar.
Señaló que alguna vez fue capaz de correr 10 kilómetros, y que, ya con su condición, apenas podía caminar 20 metros. Sus pulmones estaban operando a un tercio de su capacidad adecuada.
Los médicos, aquella vez, quedaron sorprendidos. Un lustro atrás, el hombre había sido diagnosticado con una grave inflamación en los pulmones, conocida como neumonitis por hipersensibilidad (HP, por sus siglas en inglés).
La HP tiene una variedad de nombres, cada uno de los cuales se deben al origen del problema: pulmón de granjero, pulmón de jacuzzi, pulmón de humidificador y, quizás el más extraño de todo, pulmón del cuidador de aves.
Cuando los médicos trataron de precisar la causa de la enfermedad del hombre de 61 años, sin embargo, no encontraban causas ni un diagnóstico adecuado.
Este hombre no fumaba, su casa no tenía rastros de moho, no tenía huellas de enfermedad del tejido conectivo (que puede causar problemas respiratorios). Y no era cuidador de aves.
La única pista de los médicos del Hospital de la Universidad del Sur de Manchester podría estar en uno de sus síntomas: sus malestares se redujeron cuando se trasladó a Australia durante unos meses, pero su condición se deteriora tan pronto como regresaba a Reino Unido.
En septiembre de 2014, cinco meses después de su primer visita a la clínica, el hombre regresó al hospital en peor estado que nunca. Respiraba rápidamente, pero sufría de hipoxia (falta de oxígeno en su sangre). Cuando los médicos escucharon sus pulmones, escuchaban crujidos, como si su respiración hiciera un sonido similar a un viejo disco de vinilo.
Estudios con rayos X sugerían neumonía, un coágulo de sangre en los pulmones o una exacerbación de la aún misteriosa HP. Una tomografía descartó un coágulo, pero mostró una cicatrización pulmonar, misma que había comenzado siete años antes.
Los médicos le dieron un coctel de fármacos para el tratamiento, pues su primer diagnóstico era que se trataba de una neumonía bacteriana. Al ver que no funcionó, agregaron tratamiento con posaconazol, que se utiliza para tratar la neumonía causada por hongos.
Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, el hombre murió en octubre de 2014.
La autopsia realizada no explicó mucho. Únicamente demostró que sus pulmones estaban muy maltratados, atribuidos a los años de una inexplicable HP. El médico forense atribuyó la causa de la muerte a una “exacerbación aguda de la Enfermedad Pulmonar Intersticial”, una amplia categoría de la HP.
“Pulmón de gaita”
Hoy, a casi dos años de la muerte del hombre, los médicos dicen que han resuelto el misterio médico.
En un informe publicado el lunes en la revista médica Thorax, un equipo de cinco investigadores de la Universidad de Manchester acuñaron un nuevo término para la condición del hombre: pulmón de gaita.
Los médicos no estaban tan errados en su diagnóstico: el hombre murió tras una vida de, en sus ratos libres, tocar un instrumento de viento, mismo que le hizo perder la vida en cada bocanada: el estudio señala que murió por inhalar durante años los hongos que habían crecido en su gaita.
El hombre tocaba su gaita todos los días y sufría de tos seca y dificultad para respirar. Su estado, sin embargo, mejoró inesperadamente durante una estancia de tres meses en Australia, a donde no se llevó su instrumento.
Esto le dio a sus médicos la idea de examinar la gaita más exhaustivamente. Los análisis mostraron la presencia de varios tipos de hongos en diversas partes del instrumento, lo que después del exhaustivo análisis, llegaron a la conclusión que una de sus pasiones fue la causa de su deceso.
Con información de The Washington Post
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