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#LaPeorMamá Vamos a la playa oh, oh, oh, oh, ohhhh
Foto de Archivo

¡Vacaciones! ¡Playa! ¡Descanso! (Se escucha el chirriar de las llantas de un coche al frenar de sopetón) ¿Con niños? ¡No! ¡No hay descanso! Y miren que mis hijos son a lo que muchos llaman niños tranquilos.

Acaban de regresar mis compadres de la playa con sus 3 chamacos. Sí, exacto. De entrada, ¿quién los manda tener 3? Pero bueno esos chamacos, que son mi adoración, son súper activos. Los enterraron en la arena, se fueron al kayak, la nadada en la alberca, la nadada en el mar, y mil ochocientas cosas más que hicieron. Ellos así son, les encanta. Y por eso no son mis hijos. Yo soy rehuevas. A mí me gusta echarme en una sombra a leer y escuchar música. Mientras más hueva tire, más felices son mis vacaciones…

Pero pues ya tengo hijos. Y pues los trajimos a la playa. Y pues ellos quieren meterse a la alberca y jugar hasta volverse carbón.

Bendito Dios, al marido le gusta más meterse a la alberca que a mí y se mete con ellos un buen rato. Alabado sea que no piden ir a la playa a llenarse de arena porque eso sí es algo que ni al señor de la casa ni a mí nos encanta.

La verdad es que entre ellos juegan bastante y encontramos un lugar que está increíble junto al chapoteadero y pueden estar un ratote ahí porque los dos alcanzan.

Pero claro, no todo podía ser lindo. Mini Speedy se nos insoló. Segundo día y había fiebre y mal humor y llanto… pasamos una noche más o menos. Se hizo pipí dos veces en la cama de tanto líquido que le dimos para que no se deshidratara. Así que terminé yo en una cama con los dos chamacos durmiendo a sus anchas y una servidora en una esquina con los pies haciendo equilibrio con el piso y poniendo un pie en la barriga del chamaco para detectar cualquier aumento de temperatura. Mientras, el macho alfa en la orilla de la otra cama que no estaba “miada” intentando no caerse ni mojarse.

Nos quedamos un día completo encerrados. ¿Qué hacen un niño de 6 y una de 3 encerrados en un cuarto de hotel? Pues nada. En serio no hicieron nada. Un rato durmieron, un rato vieron tele, pintaron y comieron chatarra. Pero en general puedo decir que se portaron súper bien. Nadie se volvió loco y lo más importante: todos estamos vivos. Por la tarde nos metimos a la alberca cuando el sol ya no hacía daño y nadamos para cansarlos un rato. Y funcionó. Todos dormimos como 12 horas.

Hoy por fin después de rogarle al “enfermo” bajamos de nuevo a la alberca porque no quería bajar. Él dijo que mejor descansaba viendo tele. Háganme el favron cabor. ¿Qué niño prefiere encerrarse en el cuarto en lugar de ir a la alberca? Pues Mini Speedy. Y por un momento me vi tentada a quedarme acostada todo el día adentro con el aire acondicionado tirando flojera. Luego me acordé que esto no es gratis y a empujones me lo llevé.

Estuvimos nadando y echando relajo. Los chamacos brincaron y corrieron. Mágicamente desaparecieron todos los malestares que tenía el enfermo de gravedad.

La mitad de las mamás me tiraron miradas juzgonas por dejar una niña de 3 sola en el chapoteadero. Escuche a una mamá amenazar a sus hijas con ponerse gordas si comían papas aún y cuando ella las había llevado y conocí a unos señores que cada año llevan a sus 3 nietos de vacaciones sin sus papás. Obvio ya le dije a mi papá que ese es el modelo a seguir. A ver si el próximo año se los trae una semana sin mí. Sería lo máximo.

Vi, por cierto, a una señora que ahora es mi meta a seguir: metida en la alberca en un colchón leyendo sin parar. Eso quiero yo cuando sea grande. Cuando mis hijos sean grandes, porque yo seguiré igual de joven y bella.

Creo que todos disfrutamos las vacaciones de diferente manera y yo, con todo y cansancio, con todo y enfermedad la estoy pasando a todo dar. Aunque tengo que aceptar que sí me hace falta como una semana en un hotel sin niños al lado de mi hombre. Ya llegará…. ya llegará. Mientras tanto voy a dormir que mañana hay otra sesión intermedia de agua.

Gracias por leer

#LaPeorMamá