Los frustrados residentes de algunos barrios de la capital de Sierra Leona se quejaron el domingo de escasez de alimentos, mientras el país terminaba el tercer y último día de una cuarentena nacional sin precedentes, ordenada para frenar la expansión del ébola, dijeron voluntarios. Aunque la mayoría de los residentes dieron la bienvenida a los … Continued
Los frustrados residentes de algunos barrios de la capital de Sierra Leona se quejaron el domingo de escasez de alimentos, mientras el país terminaba el tercer y último día de una cuarentena nacional sin precedentes, ordenada para frenar la expansión del ébola, dijeron voluntarios.
Aunque la mayoría de los residentes dieron la bienvenida a los trabajadores de salud y voluntarios que llevaron información de puerta en puerta sobre la enfermedad, persistían los rumores en ciertas partes de la ciudad de que se estaban repartiendo pastillas envenenadas de jabón, un hecho que indicó que las campañas de educación pública no fueron exitosas por completo.
La mayoría de las calles de la capital, Freetown, lucieron desiertas de nuevo el domingo, en cumplimiento de una orden del gobierno para que los 6 millones de habitantes del país permanecieran en sus viviendas. La cuarentena de tres días comenzó el viernes.
El ébola, que se propaga por contacto con fluidos corporales, ha matado a más de 560 personas en Sierra Leona y más de 2.600 en toda África occidental. Se trata del mayor brote jamás registrado, según la Organización Mundial de la Salud.
Se cree que la enfermedad, que también se ha registrado en Guinea, Liberia, Nigeria y Senegal, ha enfermado a más de 5.500 personas.
El gobierno de Sierra Leona esperaba que la cuarentena —el esfuerzo de contención más agresivo intentado hasta ahora— permita frenar sustancialmente el avance de la enfermedad.
En la barriada de Bonga, cerca del estadio nacional en Freetown, algunos residentes estaban molestos de que las entregas de raciones de arroz se entregarán sólo a algunas familias, dijo Samuel Turay, un voluntario de 21 años de edad.
La barriada funciona a menudo como paso de migrantes procedentes de las zonas rurales de Sierra Leona que buscan establecerse en la capital. Muchas casuchas son improvisadas y están en mal estado, con piedras usadas para mantener en su lugar los techos de zinc para que no vuelen con el viento.
Con información de AP
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