
Mario Alberto, un niño autista, sufre crisis de ansiedad, provocadas por sus compañeros de escuela y por los maestros. Él y su familia llegaron hace dos años procedentes de Estados Unidos a Saltillo, Coahuila. Buscaban un mejor ambiente para vivir. Fue en la escuela Independencia, ubicada en esa ciudad, cuando los padres notaron que el … Continued
Mario Alberto, un niño autista, sufre crisis de ansiedad, provocadas por sus compañeros de escuela y por los maestros.
Él y su familia llegaron hace dos años procedentes de Estados Unidos a Saltillo, Coahuila. Buscaban un mejor ambiente para vivir.
Fue en la escuela Independencia, ubicada en esa ciudad, cuando los padres notaron que el niño se mostraba temeroso y se inhibía en el salón de clases, debido a que sus compañeros y hasta sus maestros lo acosaban.
“¿Pues qué te enseñan en Estados Unidos, que no sabes nada?”, le decían los maestros al presiónarlo para que fuera al mismo ritmo que los demás alumnos. Mientras, sus compañeros lo llamaban “loquito”.
Fue tal la hostilidad del ambiente escolar, que cada que estaba por sonar la alarma del reloj, él niño lloraba y suplicaba a sus padres que no lo llevaran a la escuela. Fue cuando decidieron darlo de baja y volver a su país.
Sin embargo, el daño estaba hecho. Durante el presente ciclo escolar, la situación se agravó y el pequeño presentó ansiedad y crisis nerviosa.
Con información de Excélsior