Mencionar una por una sus novelas dejaría poco espacio para citar sus 10 obras de teatro, entre las que destaca ‘La señorita de Tacna’ que en México interpretara Silvia Pinal
“Escribir una novela es una ceremonia parecida al strip-tease. Como la muchacha que, bajo impúdicos reflectores, se libera de su ropa y muestra, uno a uno, sus encantos secretos, el novelista desnuda también su intimidad en público a través de sus novelas. Pero, claro, hay diferencias. Lo que el novelista exhibe de sí mismo no son sus encantos secretos, como la desenvuelta muchacha, sino demonios que lo atormentan y obsesionan, la parte más fea de sí mismo: sus nostalgias, sus culpas, sus rencores. Otra diferencia es que en un strep-tease la muchacha está al principio vestida y al final desnuda. La trayectoria es la inversa en el caso de la novela: al comienzo el novelista está desnudo y al final vestido. Las experiencia personales (vividas, soñadas, oídas, leídas) que fueron el estímulo primero para escribir la historia quedan tan maliciosamente disfrazadas durante el proceso de la creación que, cuando la novela está terminada, nadie, a menudo ni el propio novelista, puede escuchar con facilidad ese corazón autobiográfico que late fatalmente en toda ficción. Escribir una novela es un strep-tease invertido y todos los novelistas son discretos exhibicionistas”
Lo anterior es el primer párrafo de la conferencia que Vargas Llosa leyó en inglés en Washington State University el 11 de diciembre de 1968 y que, posteriormente, publicó en español, en un libro titulado ‘Historia secreta de una novela’, bajo el sello de Tusquets Editor, dedicado a su colega del boom literario latinoamericano, Carlos Fuentes.
La cita viene al caso porque si nos atenemos a la comparación en el sentido que una novela es un streap-tease, aunque sea al revés, resulta que el escritor que falleció el pasado domingo se mostró desnudo 21 veces, tal es el número de novelas con las que luego se vistió con el ropaje de lujo de su brillante prosa, siempre asequible, interesante y divertida.
Mencionar una por una sus novelas dejaría poco espacio para citar sus 10 obras de teatro, entre las que destaca ‘La señorita de Tacna’ que en México interpretara Silvia Pinal; tampoco se podrían referir sus 23 libros de ensayos, entre los que es obligado mencionar ‘Historia de un Deicidio’ sobre la obra de García Márquez, otro del boom; además ‘La orgía perpetua’ un estudio acerca de ‘Madame Bovary’ la novela de Flaubert y uno reciente ‘La civilización del espectáculo’. También tengo que consignar su autobiografía ‘El pez en el agua’; y sus ocho libros dedicados a otros géneros como el titulado ‘Sentimiento del toreo’.
Pero es la novela el género con el que más se identificó al Premio Nobel de Literatura 2010. Sin duda ‘Conversación en la Catedral’ es su novela magna, de ella su autor dijo: “Si tuviera que salvar del fuego una sola de mis novelas sería Conversación”. En lo personal me divertí leyendo ‘La tía Julia y el escribidor’ que en realidad son dos novelas en una: La del narrador y el romance con su tía y la de Pedro Camacho, prolífico escritor de radionovelas, tantas, que termina confundiendo los personajes de una y otra. Me intrigaron ‘¿Quién mató a Palomino Molero’ y ‘Lituma en los Andes’. Es ineludible citar ‘La Casa Verde’, ‘Elogio a la Madrastra’; y ‘La guerra del fin del mundo’.
‘Pantaleón y las visitadoras’, es una novela en tono de comedia con dos versiones cinematográficas (1975 y 2000). Lo último que he leído del importante autor fue ‘Tiempos recios’ spin off de la excelente ‘La fiesta del chivo’, cuya versión cinematográfica es magnífica. El extinto Jorge Fons, dirigió ‘Los Cachorros’ (Pichula Cuéllar) la historia de un joven, interpretado por Pepe Alonso, emasculado por un perro; de ahí su sobrenombre de “pichula” que es una forma coloquial de llamar en Perú al sexo masculino. La película se anunció como la novela corta ‘Los cachorros’, pero en México la gente la conoció como ‘Lo que el perro se llevó’.
Descanse en paz Mario Vargas Llosa.