Es la marca representativa de López Obrador, la cual trascendió a su administración, tanto que no existe en México una cifra real de desaparecidos
Tras la extinción del Instituto Nacional de Acceso a la Información, el gobierno informó que los plazos para obtener cualquier información oficial están suspendidos hasta finales de junio. Tampoco es que al grupo político que gobierna le desagrade la opacidad.
Hasta la Secretaría Anticorrupción anunció que las solicitudes de acceso a la información y de protección de datos personales están canceladas “hasta nuevo aviso”. Pero que no desesperen los usuarios: viene algo que se llama “Transparencia para el Pueblo”.
Tampoco es que la 4T sea paradigma de la afluencia de información. La propia secretaria de Gobernación le dijo a La Jornada que “no existe en México una cifra real de desaparecidos”. Es el legado de López Obrador: ni siquiera contó a los desaparecidos.
La nueva administración está atrapada en los resortes de gobierno y en la mayoría de funcionarios que le heredó López Obrador, bajo cuyo mandato México retrocedió en el índice de Transparencia Internacional: posición 140 de 180, a la altura de Uganda y Nigeria.
La vocación de López por la opacidad apareció desde que gobernó por primera vez: como jefe de Gobierno de la CDMX, ocultó por 15 años la información de los 2dos pisos del Periférico y del distribuidor de San Antonio en 2004.
Como jefe de Gobierno igualmente ocultó información que debía ser pública, pero que consideró que “podía dañar su prestigio y popularidad”, en momentos en que preparaba su primera candidatura presidencial.
Por ejemplo, ocultó el padrón de beneficiarios del Programa de Adultos Mayores, Madres Solteras y Discapacitados y el obsequio a la Iglesia de tres hectáreas frente a la Basílica de Guadalupe para construir la Plaza Mariana.
Y ya en la presidencia fue el culmen de su pasión por la opacidad: blindó hasta 2030 toda la información referente a los más disímiles asuntos, como el Tren Maya, el asilo a Evo Morales, caso de los espías rusos en México, el avión de terroristas iraníes…
Reservó el costo de las obras del Tren Maya, por considerarlo un riesgo de la seguridad nacional, así como datos del AIFA: estudios de aeronavegabilidad, factibilidad económica, impacto social, conectividad, logística, plan maestro.
Otra información que blindó fue todo acerca del asilo político concedido al expresidente boliviano Evo Morales, porque “afectaría la economía y la seguridad nacional y acciones de inteligencia y contrainteligencia y temas de bombas atómicas”.
También reservó la información sobre los espías rusos que operan en México, porque “afectaría la imagen de México en el exterior e implicaría menoscabo de la convivencia armónica entre los sujetos internacionales”.
Es la marca representativa de López Obrador, la cual trascendió a su administración, tanto que no existe en México una cifra real de desaparecidos.
Un monumento de opacidad.