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El mismo 23 de octubre en que me ocupé de la bochornosa participación de “periodistas patito” en las conferencias tempraneras del presidente Andrés Manuel López Obrador, el aludido Marco Olvera subió a Twitter una carta de la que me enteré días después (no uso las “benditas” redes sociales) gracias a que no faltan quienes me participan de cosas que circulan en el vecindario cibernético y que quizá me interesen. Reproduzco el texto porque honro el derecho de réplica (deduzco involuntaria la ironía del arranque de un tipo, como se verá, más bien hipócrita):

Agradezco que se tome el tiempo de analizar mis intervenciones en la conferencia mañanera con el Presidente de la República. Que usted, un reportero con una gran trayectoria, dedique su columna a mi trabajo verdaderamente me halaga. Sin embargo, dice su texto “se cuela entre los reporteros genuinos”. Yo le pregunto, ¿usted determina quiénes son los “reporteros genuinos”? ¿Usted da los títulos de autenticidad? Para que usted considere a un compañero como reportero, ¿hay que enviarle una solicitud para que lo avale? Don Carlos, el país ya cambió y los medios están en ese proceso. Se acabaron esas prácticas en que solo los medios propiedad de grandes empresas tenían el derecho a preguntar. Entiéndalo, Don Carlos, eso ya se acabó. Por último, sabiendo que es un gran reportero, le pido que investigue más, pues dice que estoy acreditado por un medio del cual ya no formo parte. Nuevamente agradezco su atención para mis preguntas durante la mañanera. Le envío un abrazo.

En efecto, lo supe después, este fraudulento reportero (porque lo suyo lo suyo es hacerle de tapete presidencial) llegó a las mañaneras como corresponsal de Radio Latino Inc., pero al descubrírsele vínculos como propagandista de René Bejarano fue despedido. A Palacio Nacional sigue yendo con gafete de invitado y “corresponsal” de Bajo palabra (un medio digital de Guerrero).

Por lo que dijo en un canal de YouTube, se ve que mucho se contuvo en la carta.

“Insisto Carlos, tu trabajo como periodista ya es un cascajo y debes aceptarlo, y como persona eres una miseria humana de aquí hasta cuando te mueras, no se trata sólo de atacar y, aparte, usas una pluma para manifestar tu odio que llevas, pero acuérdate que tú estás terminado periodísticamente hablando, fuiste cómplice de los gobiernos de Fox, de Calderón y de Enrique Peña Nieto y ahí no decías nada porque te codeabas con el presidente, y tú sí te metías hasta la cocina del presidente, y yo no sé qué tratos harías con esos presidentes, porque callaron todo lo que saquearon el país. Por eso decirle a Carlos Marín como al resto de los políticos, que se les fue de las manos el México que tenían, el México que saquearon, el México del que se creían dueños y que hoy se la pelaron porque no lo van a tener nunca más”.

De pena, pues.

Le he dedicado un par de espacios a este sujeto. Seguiré con el tema porque otros falsos “reporteros” ensucian y sabotean en Palacio el oficio periodístico.