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Silvano Aureoles, gobernador perredista de Michoacán, ha resumido en unas palabras la estrategia y la esperanza de su partido para las elecciones de 2018: “El PRD determinará quién será presidente de México”.

No dice que el PRD ganará las elecciones, lo cual sería una insensatez, dice que será determinante en ellas, lo cual apunta a una pretensión cierta y, con alguna suerte, viable.

En una elección cerrada como será previsiblemente la de 2018, la votación del PRD, aun si está disminuida, incluso si es la de un partido minoritario, puede hacer la diferencia en el triunfo de un candidato de alianza o coalición.

En principio, si asume como partido bisagra más que como un partido competitivo, el PRD puede buscar una alianza con el candidato del PRI, con el candidato del PAN o con el de Morena.

La pregunta a responder para su supervivencia como partido es con cuál de esas opciones puede efectivamente hacer la alianza y ganar: no solo seguir vivo como partido, sino con un poder efectivo, incluso mayor que sus votos aportados, en el gobierno de coalición que seguiría a la elección.

Aliarse a la candidatura de López Obrador podría desde luego darle el triunfo, pero un triunfo que probablemente lo disolvería durante el gobierno de AMLO, inclinado a cualquier cosa menos a darle respiración artificial al perredismo.

Aliarse con el PRI podría resultar tan escandaloso para las restantes huestes perredistas, que el perredismo simplemente podría vaciarse de votantes y perder incluso el porcentaje pequeño de votos que lo haría indispensable, estratégico, para “determinar” la elección de 2018.

La alianza con el PAN parece la más practicable, aun si resulta la menos “natural” desde el punto de vista ideológico. Lo cierto es que esa alianza “antinatura” se ha dado ya, exitosamente, en varias elecciones estatales. Resultaría menos difícil de tragar para los perredistas que no se vacíen hacia su querencia “natural” que es López Obrador.

Si entiendo bien, lo que dice la frase de Aureoles es que el PRD, lo que quede de él, lo que sus dirigentes puedan retener de votos y militantes durante el año que viene, irá a la elección en alianza con el PAN, y, en caso de ganar, hará con ese partido el gobierno de coalición con programa común que está previsto en la Constitución.

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