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Es particular la lógica del gobierno en el trato a víctimas y a presos: ayer ordenó al Senado aprobar enseguida una ley para liberar 825 presos, pero el presidente no recibe a familiares de víctimas porque les dice que tiene que cuidar la investidura presidencial.

Un despropósito. Porque el Senado no puede sesionar para discutir las condiciones en las que trabaja el personal de salud durante la pandemia por COVID-19, pero sí para que apruebe una amnistía a presos federales, para que no se enfermen de COVID-19.

Pocos mexicanos estarían en desacuerdo con que regresen a casa con sus familiares presos que están recluidos por fallas y abusos de la autoridad, por confundir el consumo de drogas con el comercio o el tráfico, por su edad avanzada o por delitos no graves.

Lo que sucede es que el tema de esa amnistía es muy menor en este momento, en que el mundo está absolutamente extraviado, y México vive las emergencias de salud y económica más grandes de su historia contemporánea. Vamos, ese tema puede esperar.

En cambio, el gobierno no quiere que el Senado se reúna para tratar temas de estrategia de Estado en la pandemia: la atención a médicos y enfermeras, salvar la planta productiva nacional, que la CFE no corte el servicio de luz como medida humanitaria…

La verdad es que no está en la agenda la liberación de 825 personas con una premura como si en ello fuera la salvación de México, cuando en las últimas dos semanas el país perdió 346 mil empleos: la misma cantidad que se habían creado en 2019.

Las pequeñas y medianas empresas están quebrando como cascaras de huevo, y las grandes disminuirán cada día que pase su capacidad para generar empleos, la economía caerá casi siete por ciento debajo de cero ¡Pero el gobierno quiere liberar presos!

Por favor, lo que urge es que el gobierno concrete un acuerdo nacional para impulsar la economía en los próximos meses, que permita a las empresas resistir el golpe económico que se consumó antes de la crisis del coronavirus, pero acentuado por ésta.

Pero ese acuerdo, propiciado desde el gobierno, es una quimera, porque el gobierno mexicano es hoy un gobierno atascado en la trasnochada idea estatista setentera de apoderarse de la planta productiva nacional, y deshacerse de la mayor parte de la IP.

De ahí que intente desviar la atención con el show propagandística de una amnistía de presos para que no se propague el COVID-19 en cárceles, cuando es apenas ahora, en el pico de la pandemia, que salió a comprar cubre bocas y respiradores.

Nunca se reúne con víctimas. Y ahora, así de pronto, reúne al Senado…

Para soltar presos.